Los saberes, el capital y el estado

Cultura

La cultura que hemos definido como normal, es una donde el capital y el mercado determinan que casi toda instancia de la vida social es un proceso natural de apropiación de riqueza. En esta medida, nuestra forma cultural de resolver los problemas, de evaluarlos y de consentirlos, es a partir de nuestro entendido de esta normalidad. Si no hay capital visible o mercado, no es posible vivir, y sobre todo parece un acto contrario a término, o anormal.

En una interesante conferencia sobre arbitraje comercial internacional, descubro por vía de un ex –ministro de gobierno de la República Plurinacional de Bolivia, que este país ha prohibido entre otras cosas, que en materia de hidrocarburos en las disputas entre manufactureros y el estado, se resuelvan estas disputas por vía de arbitraje comercial internacional. Ante el asombro de los participantes, en su mayoría abogados y abogadas que practican esta disciplina, el ex ministro y hoy consejero de la Cámara de Diputados, estriba el punto del ahorro económico para el estado. Se trata, como todos entendían en la conversación un problema de soberanía. Pero también un problema práctico.

Por el lado de la soberanía, es que los estados no tienen que renunciar a su derecho inherente de tener la capacidad de resolver por su poder judicial sus problemas internos. Por el lado práctico, es que se destaca el hecho de que a veces cuestan más los honorarios de los abogados que la propia disputa. Los abogados y abogadas que practican el arbitraje comercial internacional, viven, literalmente como millonarios.

Es interesante, pues países como Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil y Argentina, están planteando abiertamente el limitar esta práctica que es contraria a sus intereses nacionales. Lo que están haciendo es cambiando una cultura dominante, que ha legitimado el rol del capital y el mercado como determinantes de todo nuestro quehacer social.

A penas esta cultura dominante hoy, empieza a ser cuestionada.