Trompetas, trompetillas, trompazos y trompestades

Caribe Hoy

altEl nombre más mentado en estos días es Trump. Y como esa “u” en inglés se pronuncia “o”, uso mi imaginación para conjurar ese nombre e inventarme nuevos verbos, adjetivos o tal vez malas palabras y palabras de malos augurios. Para ello me permito usar el español. El español porque más allá de ser mi primera lengua, es la lengua común de los latino-americanos. Ese español que no quieren oír en el norte.

Los inmigrantes, los latinos, los nativos americanos y muchos ciudadanos del mundo, asumen posiciones interesantes en esta nueva carrera, que lleva sin duda una ruta inusual. Hay ansiedad, los estrategas piensan como adelantarse antes de que suenen las trompetas de salida.

Pero, las trompetas ya sonaron. En solo una semana, de un solo plumazo, el Presidente ha dado varios trompazos. Firmó una orden ejecutiva para levantar el infame muro fronterizo entre Norte América y Méjico. Dice que va a cobrarle un 20% de arbitrio a los productos mejicanos importados a Norte América para financiar el muro múlti-billonario. Esto ha provocado una crisis política inmediata, antes no vista, con Méjico.

Para Trump, los latinos no somos más que una partida de ladrones, drogadictos, violadores y vividores. Y claro, si hablamos de género, para Trump las mujeres latinas no somos peloteras, sino putas a quien le puede agarrar sus coños cuando le plazca. Así mismo, nos piensa imprudentes e incapaces. Hubo algunos latinos, que luego de fumarse un porro mezclado con peyote, apoyaron su candidatura. Sin embargo, aún a éstos les acaba de dar un trompazo. Les sacó su voto y no nombró a ningún latino en su gabinete. Sin duda les tiró una trompetilla.

En otros trompazos, el Presidente quitó las ayudas federales a estados y ciudades, como Nueva York, Los Ángeles y Chicago, que sirven de refugio para los inmigrantes ilegales; firmó la orden que da luz verde para construir el oleoducto que pasará por Dakota del Norte; y retiró a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP). Se dice que Trump está ejerciendo un chantaje federal fiscal que se debe resistir.

Tenemos un Presidente que no sabe controlar su persona ni sus corajes. No tiene tabla. Tiene, como decimos por estos lares, la mecha corta y el pellejo finito. ¿Cómo sabemos que eso? Porque cada vez que le da un “tantrump”, envía un tweet.

Hay varios grupos comerciales, que de forma creativa están enviando mensajes fuertes para contrarrestar los tantrumps y las trumpestades, que defino como las tempestades y tormentas creadas por Trump. Uno es un cortometraje llamado MAMON (Monitor Against Mexicans Over Nationwide), Latinos contra Trump. La primera escena empieza con la entrada de una camilla a un quirófano, por los altoparlantes llaman al cirujano, doctor González. El paciente delira y tiene el pecho abierto. El doctor González, quien tiene el corazón del paciente en su mano, es catapultado y lanzado al otro lado del muro divisor entre la frontera de Norte América y Méjico. Así le ocurre a otros tantos latinos, incluyendo una reina de belleza y un obrero. Protestan y reclaman tener sus papeles y negocios en orden. Ante sus quejas aparece del norte un “transformer” a imagen y semejanza de Trump. Los pisa, les dispara. No hay mariachi, diplomático, luchador o chapulín que se salve. Como un milagro, una nave espacial con la figura del Ave María baja del cielo, se abren las compuertas y sale un gallo blanco de cresta bien colorá. El gallo se enfrenta al “transformer” y lo vence. El paciente, a quien solo se le ve su cabellera rubia, muere en la mesa de operaciones.

El problema es que Trump no está en una mesa de operaciones. Al contrario, él tiene a Norte América en el quirófano y la está operando sin anestesia, a sangre fría. Nosotros, que somos colonia de ese país, estamos subyugados a los tantrumps del Presidente. Sin duda vivimos tiempos difíciles, tiempos de crisis, tiempos de incertidumbre. Me atrevo a asegurar que va a estar el trompazo josco, a diestra y siniestra. Pero, tenemos que resistir y combatir las trompestades, tanto las que vienen del norte como las criollas.