Camino a Cuba 21

CAMINO A CUBA1

altSer escritor en Puerto Rico es como nadar con los brazos amarrados.

A finales del 90, luego de que aquella orientadora me mal orientara, yo entendía que ser escritor era algo que traspasa las fronteras de ser un trabajo. Convertirme en escritor sin haberlo estudiado debió ser dudoso para muchos, incluyéndome. Han sido muchas las frustraciones, el auto sabotaje y la falta de confianza propia, pero siempre alguien me denomina como escritor y algo en mí se enciende.

Son muchos los amigos y amigas poetas y escritores que he hecho desde mis inicios, fueron muchos micrófonos ante los que me he parado y confieso que el pánico es el mismo de cuando apenas tenía 16 años. Son muchas las invitaciones a visitar escuelas y universidades, pero ser escritor en Puerto Rico es como nadar con los brazos amarrados. Aquí si no eres deportista o cantante mercadeable y de letra fácil no recibes apoyo de ninguna entidad cultural ni gubernamental y eso causa cierta frustración. Entonces ir a representar a tu país cuando no ha habido ayuda de entidad alguna, es cuestionable. ¿A quién represento?

Jamás pude llegar a imaginarme por mis años menudos que podía estar leyendo mi poesía y “representando” a Puerto Rico en eventos internacionales, pero así ha sido. Y ha tenido que ser a cojón, a sacrificio de mis familiares, a compromiso de los hermanos y hermanas poetas que de alguna u otra forma aportan a la causa y entre todos han logrado que un escritor que no debió serlo se presente con su bandera en otros países. Entonces, ¿a quién represento?

Recibir contestación de un departamento de cultura indicándote que no existen fondos para auspiciar tu viaje cultural, enviar cientos de cartas solicitando ayudas económicas a oficinas gubernamentales y no recibir contestación es penoso. Muchas son las veces que pienso que este país no siente orgullo por sus escritores, que el gobierno no ve a los poetas como fuentes de intercambio cultural y político. Nadie, que no sea poeta, puede entender el trabajo intenso de ser escritor en un país enajenado culturalmente. Que solo entiende por cultura las fiestas navideñas o la música jíbara. Y me pregunto, ¿qué representa un escritor para su país?

He estado en lugares donde a los poetas los gestiona el gobierno y los financia. He leído en tarimas donde te han saludado desde el alcalde de la ciudad hasta el funcionario de cultura. Han sido muchos los salones repletos de estudiantes que atentos te ven como un ejemplo. Pero en Puerto Rico, si no eres “reguetonero” no te reconocen, vivo en un país que no reconoce a sus gestores culturales, los que de verdad hacen cultura, los que al igual que un maestro, saca dinero de sus bolsillos y tiempo de su familia para realizar actividades que promocionen el mundo cultural y del escritor. Vivo en un país que sus programas de televisión con más audiencia son los de chismes, novelas turcas o series de narcotraficantes, y, luego se preguntan ¿por qué la violencia, por qué el bajo rendimiento académico, por qué tanta droga y criminalidad?

¿A quién represento? Cuando salga de Puerto Rico y aterrice en Cuba representaré la comunidad de escritores que anónimamente hacen de sus palabras un puente interminable entre hermanos y hermanas, representaré a mis amigos y amigas que siempre han colaborado en cada aventura que provoco, a mi familia que se ha mantenido pendiente de cada uno de mis pasos, mis hijas serán protagonistas de mis poemas y en una mochila llevaré a mis compañeros y compañeras poetas y sus libros también viajarán conmigo Camino a Cuba.