Que vivan los estudiantes

Caribe Hoy

altEste país sí tiene futuro, este país tiene un norte y ese norte lo marcan los estudiantes de nuestras universidades. Particularmente los estudiantes que componen y forman parte del mayor centro educativo público de Puerto Rico: la Universidad de Puerto Rico UPR.

Siempre he tenido la conciencia de que una de las riquezas mayores que tiene nuestra Isla es el capital humano. Puerto Rico es un espacio geográfico pequeño; pero inmenso en lo que se refiere a la preparación de gentes talentosas, creativas, comprometidas y profesionales.

Hace poco tiempo decidí re-insertarme en la vida universitaria. Soy una baby-boomer que decidió volver a hacer estudios. ¿Por qué?, me pueden preguntar. Porque decir no, sería mi contestación más sencilla. Regresé pensando que aprender y refrescar conocimientos me puede dar otra perspectiva para aportar con una visión específica, al bienestar del país. Con la madurez que traen los años uno se las maneja de forma diferente, y hay mayor aprecio de todas las sutilezas que se presentan.

Para mi regresar a la universidad está resultando una experiencia maravillosa. Es más, digo que es como haber encontrado la fuente de la juventud que buscaba Juan Ponce de León. Es una experiencia rejuveneciente. Estoy en una escuela graduada que me ha impresionado a sobre manera. No tanto por la facultada, que es una de excelencia, no tanto por la calidad y la rigurosidad de la enseñanza que es de primera, sino por los jóvenes compañeros estudiantes.

Mis compañeros, son jóvenes que en su mayoría tienen entre 21 a 29 años de edad. Ahora bien, la capacidad, el intelecto, el compromiso y la responsabilidad de ellos está fuera de liga. Yo no tenía expectativas ni sabía que esperar en mi reingreso a la universidad. La sorpresa ha sido inmensamente positiva, el talento abunda y florece de una manera tan extraordinaria que me enorgullece.

Bebo de la juventud, del conocimiento y de la alegría de mis compañeros jóvenes como cuando se toma el mejor elixir del mundo. Compartir con estos talentosos jóvenes, es recibir transfusiones de sangre nueva y vigorosa que restauran todo mi sistema.

La mayoría de estos jóvenes universitarios trabajan y estudian. Estudian fuerte, leen, se preparan y aportan de formas coherentes e inteligentes. Ellos vibran en un alto nivel. Están al tanto de los problemas del país. Por eso la discusión de las pasadas semanas, que todavía es una sombra amenazante, la reducción millonaria al presupuesto de la UPR, es una importante. La implementación de ese plan tendría el efecto de desarticular la universidad. Si se hiciera eso se estaría implosionando la mayor fuente de riqueza que tiene este país.

Los universitarios piensan y entienden la crisis del país, pero la analizan y presentan soluciones innovadoras, desde perspectivas frescas. Verdaderamente, el gobierno central debe considerar a la Universidad como un inmenso ‘think tank’ al servicio público. Hacerlo reduciría los costos millonarios de tantos asesores externos.

Ser estudiante de nuevo, me aviva la esperanza de que Puerto Rico si tiene la capacidad de ser mejor país. Como dice Mercedes Sosa en su canción: “que vivan los estudiantes jardín de nuestra alegría... me gustan los estudiantes que rugen como los vientos... me gustan los estudiantes porque levantan el pecho... me gustan los estudiantes porque son la levadura del plan que saldrá del horno con toda su sabrosura...”