En Bolivia se alegó que hubo un golpe de estado. Los policías se amotinaron, y tomaron la plaza, literalmente hablando frente al palacio de gobierno. Los policías se amotinaron con armas – armas mortíferas. Tenían equipo contra motines, y también lo supieron utilizar: dispararon gases lacrimógenos contra manifestantes a favor del gobierno. Los policías se amotinaron para alcanzar de parte del gobierno una mejor paga. El estado reclamó que estaba en juego. Finalmente, las partes encontraron un acuerdo satisfactorio. Todo esto pasó sin la perdida de una sola vida humana.
El aprendizaje que nos ofrece Bolivia es uno sin paralelo. La tensión que se generó a partir de la huelga de los policías fue sin igual. No conocemos de otro país donde haya pasado lo mismo, y que no se haya utilizado el ejército contra los manifestantes. En este sentido el gobierno de Evo Morales nos da una soberana lección de tolerancia y pluralismo. Sobre todo que le demuestra a otros estados, y ahora de forma consistente, que al contrario siempre se le puede tratar con dignidad.
Solo viene a la memoria el caso de Venezuela y la huelga general de hace unos años cuando la oposición se mantuvo en la calle por varios meses. El gobierno de Hugo Chávez también mostró un alto grado de tolerancia y convivencia con estos.
Es curioso, pero ambos gobernantes dan muestras concretas de cambios culturales en favor de la diversidad. Ya veremos donde termina esto.