La violencia no discrimina en Puerto Rico

Política

Estaba en la sala de emergencia del Hospital Pavia sentado, mientras me atendían de una rodilla rota. De repente entra corriendo por el pasillo de la sala de emergencia un señor de edad avanzada, unos 65 años o más, bien vestido y gritando: “¡Ayúdeme me han robado y me han dado un tiro en el estacionamiento, me desangro!!! Las puerta que siempre permanecen cerradas en la Sala de Emergencias Médicas se abrieron con la salida un paciente y el señor herido, entró rápidamente sin pensarlo. El hombre desapareció de mi vista, pero dejó en el piso un rastro de sangre y la incógnita de lo que pasó.

Cuando entré, traté de hacer un poco de conversación e indagar con la enfermera que me tomó los signos vitales. Mientras ésta me pone una inyección para el dolor en la nalga, me contó. Me dijo que lo estabilizaron y que fue referido a Centro Médico. Que el señor es un pequeño comerciante que lo estaban velando, que acababa de salir del banco y que lo encañonaron cuando abría la puerta de su auto. Que cuando le dijeron que era un asalto salió corriendo y que el asaltante le disparó dos tiros: una en la pierna y en una nalga.

Cuando entro a la oficina del Doctor, vi al señor cuando lo transportaban en una camilla, con un suero y le agradecía al doctor que me iba a atender el haberlo ayudado. Pasé con el doctor que me mira, me dice que el señor iba a estar bien y comenzó a preguntarme de mi rodilla.

La violencia no discrimina, ayer perdimos a otros dos jóvenes. Uno era un joven trabajador en un negocio de comida rápida y el otro un estudiante de un colegio privado. Dos jóvenes de clase sociales distintas unidos por la igualdad que trae la violencia. En la misma semana una madre e hija empresarias son asesinadas trabajando en su negocio y una persona sin hogar le es propinada una paliza por unos guardias de seguridad tan sólo por estar sentado en el piso tocando guitarra.

Recordemos las historias de otras sociedades donde mientras no me afecte a mi me hago de la vista larga. Al aprender sobre historia mundial muchos puertorriqueño se cuestionan como se permitió que ocurriera el Holocausto y sin embargo se quedan inmóviles ante la violencia indiscriminada que estamos viviendo, particularmente en Puerto Rico. ¿Cuántos jóvenes y personas inocentes más tenemos que perder para darnos cuenta de que las medidas tomadas por esta administración son inadecuadas?

La política pública para atender la seguridad en Puerto Rico ha sido errónea. Los argumentos han sido equivocados. Al comienzo de esta administración recuerdo que el Superintendente de la Policía argumentaba que los jóvenes que se morían eran criminales que se están matando entre ellos por las drogas. No pasó mucho tiempo para que los sicarios se comenzaran a disparar de carro a carro; también disparos en centros comerciales y agencias de gobierno, robos domiciliarios hasta que en el 2011 rompimos el récord de asesinatos. En fin muchos inocentes y no tan inocentes, pero ninguno merecía morir.

La solución propuesta ahora es la pérdida del derecho a la fianza. Esto nada tiene que ver con la raíz del problema que provoca tanta violencia y no resuelve la criminalidad que sufrimos; al contrario, ocasionará injusticias que no podremos revertir en la vida de seres humanos inocentes.

La raíz de la violencia es la creciente inequidad que vivimos en Puerto Rico. El gobierno no es para unos pocos. Tenemos que sanear nuestro sector público y devolverles su razón de ser: administrar los bienes comunes para el beneficio de los puertorriqueños y los que residen en Puerto Rico. El Expresidente de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva: “Nos dijeron repetidas veces que primero hay que hacer crecer la economía y que sólo después se puede redistribuir la riqueza. Nosotros demostramos lo contrario: hay que redistribuir la riqueza para que la economía crezca”. Y yo añado a esas palabras tan sabias: hay que redistribuir la riqueza para que la economía crezca y la violencia se detenga.