Cuando esto acabe
y no queden hombres de pie
o ya no esté la mesa vieja en ámbar
con el pan, el azafrán, el aceite nostálgico
junto a la asombrosa sombra en níquel
donde cada niño se olvidó de respirar;
cuando el cielo en barranca ha perdido los ojos
con el sonido de rocas demolidas
y la mujer grite su extensa navaja de zozobra
hemos terminado el mundo
Siria,
me he quedado junto a la sangre de tus hijos
me quedé tejiendo junto a la abuela dormida
y he tomado los atajos la fe,
para pensar por cuál camino nos arrodilla la lámpara;
perdona esta ropa quemada de tu ángel
y esta sigilosa serpiente de tu sangre,
donde se despide el incienso de las noches;
perdona los arapos del presidente rico
y perdona la cadena de mando del almirante con cáncer;
perdona esa embotellada propaganda americana
que gritará su libertad el 4 de julio,
con la historia más sucia del sacrificio
y perdona la música que toquen en la huida
y las banderas desnudas con sus bailarinas plásticas
"es la armonía de los pueblos'' es la paz,
bella y con aurora de guerreros podridos;
perdona también el cirio y ábaco inocente
la misa recordada a estribor de las tierras
tan fuerte de ruptura como Héctor ante Aquiles
y perdona todo este ruedo de los hombres libres
yo, voy tomándome tus días de tristeza
y salgo a descubrirte con locura en las alboradas;
tengo mi atardecer parecido a tus bengalas
y un río que relata grandes abrazos de mar
te escribo por amor,
desde una isla incierta en un caribe en cancionero
de cantar te canto, Siria
con tus lágrimas,
sonriéndome.