La redefinición del sentido identitario nacional ha llevado al redescubrimiento de la aportación de los afrodescendientes a las bellas artes, asegura Felipe Oduardo-Matos
“La grandiosidad de la creatividad pictórica del afropuertorriqueño es desconocida para el país”, indica Oduardo-Matos. “Identificamos a José Campeche como el primer gran pintor nacional, pero fuera de eso, ignoramos quienes han sido los otros grandes maestros de las bellas artes cuya ascendencia es africana, la dimensión de la influencia del afrodescendiente en las artes y los temas negristas expuestos por los artistas plásticos”.
Aunque el tema del discrimen racial y social en otras ramas del saber es ampliamente discutido, el de las bellas artes es ignorado.
“La ausencia de figuras afroboricuas o temas relacionados con la negritud son ignorados por artistas que enfatizan solo los aspectos europeos de la cultura puertorriqueña. Es en el siglo XX donde la figura del afrodescendiente se enfatiza en las obras de grandes maestros plásticos”, añade.
La genial escritora Mayra Santo Febres dice que: “el reconocimiento de la cultura negra en la historia puertorriqueña se dará sólo cuando los negros deseen ocupar su espacio y luchar con su intelecto para lograrlo”. Es esa frase de Santos Febres que estimuló a Oduardo-Matos a indagar sobre la presencia del afrodescendiente en la plástica puertorriqueña.
En busca de respuestas a esa motivación el investigador se topa con el artista ponceño Miguel Pou y Becerra, uno de los grandes maestros de la pintura nacional.
“Siempre me he cuestionado el por qué los artistas plásticos del área sur de Puerto Rico, a finales del siglo diecinueve y en el pasado siglo veinte se dedicaron a pintar paisajes y costumbres de la isla de Puerto Rico”, expresa el investigador, “y por supuesto, cuál es el estatus de la imagen del negro en la plástica sureña”.
“Esa inquietud me llevó a plantearme ¿quiénes fueron los artistas que influenciaron la plástica puertorriqueña en la región sur desde mediados del Siglo XIX hasta los principios del Siglo XX?”
Las investigaciones sobre Pou, sus maestros y discípulos han llevado a Oduardo-Matos a crear un proyecto que ha llamado Casa Museo Virtual Sur: Tres generaciones en el artista Miguel Pou. El museo virtual cuenta con 59 obras digitalizadas donde incluye algunas de Pou, de tres de sus maestros y de nueve de sus discípulos.
“Llevo 38 años manejando arte puertorriqueño”, indica el promotor cultural. “He adoptado este proyecto como un proyecto de vida, en el cual tengo que ir investigando y publicando con el propósito de ir rescatando aquellos artistas plásticos olvidados”.
El museo virtual usa como sede la antigua Residencia Subirá, una de las casas más elegantes de la Perla del Sur.
“La Casa Museo Virtual Sur tiene como fachada una estructura alegórica a la Residencia Subirá, también conocida como Residencia Frau, el cual es un edificio ubicado en la calle Reina, distrito histórico de Ponce. El edificio data de 1910. Fue diseñado por el arquitecto Blas Silva. La arquitectura se compone del estilo criollo ponceño y es considerada como un excelente ejemplo de la arquitectura de la aristocracia de Ponce de finales del siglo XIX y principios del XX”.
La primera sala del museo recoge la obra de tres de los maestros de Pou. El primero de ellos es Francisco Oller y Cestero. Oller (San Juan 1833-1917) estudió en Paris.
“Oller, a su regreso a Puerto Rico, adaptó las ideas del realismo y las mezcló con las del nacionalismo. Esas ideas son, acaso, junto con la técnica impresionista, las que hicieron de Oller el pintor de mayor envergadura en este hemisferio al momento de su regreso a América”.
Las dos obras emblemáticas de Oller son: Plátanos Verdes y El Velorio.
“Mi bodegón preferido de Oller es su extraordinaria obra Plátanos verdes que para mí ejemplifica su participación en la búsqueda en Puerto Rico de una identidad cultural y nacional. Aunque completamente formado en la tradición pictórica europea, Oller pone a un lado las convencionales manzanas y naranjas tan queridas por su amigo Cézanne y en su lugar escoge como tema un vegetal que con justicia puede llamarse el elemento básico de la dieta puertorriqueña”.
El velorio, pintado en 1893 es una obra con unas dimensiones de ocho pies alto por trece pies de largo. Es una pintura, medio óleo sobre lienzo que es parte de la Colección del Museo de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.
“El Velorio representa una escena del velorio de un niño muerto en o antes de haber cumplido los siete años. De acuerdo con esta antigua tradición cristiana, si un niño ha sido bautizado, y muere a tan tierna edad, como su alma está pura y libre de pecados, irá directamente al cielo como angelito, y de allá intercederá para velar y proteger a la familia y su comunidad de enfermedades, y otros males. Para los creyentes, esta muerte se convierte en motivo de fiesta de despedida del angelito, fiesta acompañada con oraciones, cantos, baile, juegos, comidas y bebidas”.
“Contrario a los que muchos asumen la escena presentada en esta pintura es llamada Florón, que es cuando muere un niño blanco. Por otro lado el Baquiné: Es la fiesta que celebraban los esclavos para despedir a los niños negros cuando morían, seguros de que éstos iban al cielo”
El segundo maestro de Pou seleccionado para el museo fue del ponceño Pedro Claussells (1867-1955)
“Pedro Claussells se desempeñó en diferentes expresiones y temas trabajados mayormente al óleo. Su prolongada vida hizo de este pintor uno de los más activos en su ciudad, tanto en el siglo XIX como en el siglo XX. Su formación fue española, por lo que se entiende que sus trabajos fueron muy solicitados en la sociedad ponceña durante sus años de producción artística. El hecho de que estudiara en España lo hacía atractivo ante aquel que sabía que la producción del artista, procedente de escuela española, tenía que ser superior a la de cualquier otra existente en esos momentos. No se han encontrado reproducciones de la obra de este artista”.
El tercer maestro de Pou lo es el español Santiago Meana Marina quien vivió en Puerto Rico entre 1895 y 1898.
“El pintor español Santiago Meana Marina, se radicó en Ponce, dedicándose a dar clases de pinturas. Entre sus discípulos figuraron: Miguel Pou, Julio Tomás Martínez y Mario Brau Zuzuárregui. Su presencia y aportación pedagógica lo convierten en pintor titular en la historia de la pintura nacional. Meana es el pintor de ‘mayor trascendencia’, por haber sido el primer artista ibérico llegado a Puerto Rico al que se le conocieron discípulos locales. Cuando Meana llegó a Puerto Rico, se estableció, primero, en Lares por algunos meses, pero residió en Ponce hasta 1898, cuando marcha a Barcelona tras el cambio de soberanía”.
La sala de dedicada a Miguel Pou le sigue a la de sus maestros.
“Miguel Pou y Becerra nació en Ponce, 1880 y falleció en 1968”, dice Oduardo-Matos. “Pou es el pintor del jíbaro blanco. Muchos estudiosos han cuestionado la ausencia de la figura del negro en su producción artística”.
Pou dedicó cinco años, entre 1925-1930, a pintar las áreas de la producción azucarera en Ponce y otras áreas de la Isla.
“El cañaveral contaba con una gran población negra y afro-caribeña”, expresa el promotor cultural. “Sin embargo, estos no fueron los temas principales para Pou en sus pinturas; sus pinturas son de jíbaros puertorriqueños blancos de la montaña”.
“Echenique planteó en el 2004 que Pou idealizó en sus pinturas a los jíbaros para crear imágenes agradables y bonitas. También, argumentó que el artista sólo le interesaba el sentido estético de la obra, siendo su mayor interés pintar una imagen bonita que le diera gusto a la gente de la clase alta”.
Tres obras emblemáticas de Pou engalanan la sala: Camino al Mercado, La Promesa y Coches de la Plaza de Ponce.
Se escogieron nueve discípulos de Pou para la próxima sala virtual. Contrario a su maestro, los discípulos rescatan la figura del afropuertorriqueño y lo plasman en su obra. Tres de los discípulos más conocidos de Pou son:
Epifanio Irizarry Jusino (1915- 2001), pintor, ilustrador y profesor. Estudió con los pintores ponceños Horacio Castaing, Librado Net y Miguel Pou. “Su obra aborda la temática costumbrista, presentando escenas del folclore y el paisaje puertorriqueños. Inspirándose en su pueblo natal, pintó estampas como los bailes de bomba y plena, el carnaval y el paisaje costero. Su obra se caracteriza por la sobriedad del color y por su pincelada suelta y expresiva”.
Rafael Ríos Rey (1911- 1980), gran muralista que debió haber recibido sus primeras lecciones de su padre, Octavio Ríos De Jesús el cual era de profesión escenógrafo (al igual que su padre). “Aun cuando estudió pintura con el también ponceño Miguel Pou, su mayor influencia lo fue el artista español Ismael D’Alzina. Ríos Rey (abreviatura para Reyes) además de pintura mural, realizaba decoraciones en madera policromada; sus decoraciones más conocidas son en la Casa de España y el Castillo Serralles”.
José R. Alicea (1928), artista gráfico, pintor y profesor. Estudió dibujo bajo la tutela de Miguel Pou a partir del 1943. En 1957 ingresó al Taller de Gráfica del Instituto de Cultura Puertorriqueña, entonces bajo la dirección de Lorenzo Homar, de quien fue asistente. Allí laboró hasta 1965. Desde entonces ha sido profesor en la Escuela de Artes Plásticas de Puerto Rico. Su obra gráfica, que consta de xilografías, linóleos, serigrafías y aguafuertes, ha recibido premios desde la década de 1960 y se ha exhibido en exposiciones individuales y colectivas en Estados Unidos, España, Puerto Rico y el resto del Caribe.
“Alicea recoge la presencia negra en la sociedad puertorriqueña. Incluimos en el museo sus obras Centenario Abolición de la Esclavitud pintada en 1973 y la Cultura Negra en el Caribe realizada en 1978”.
“Es importante hacer notar que entre las décadas de los setenta y ochenta continuamos viendo una iconografía de la cultura africana en nuestra plástica mayormente a través de la gráfica puertorriqueña. En 1973 se pública en Puerto Rico el portafolio conmemorativo del Primer Centenario de la Abolición de la Esclavitud de Puerto Rico, con nueve grabados de los artistas José R. Alicea, Rafael López Campos, Augusto Marín, José Rosa Castellanos, Myrna Báez, Antonio Maldonado, Jaime Romano, José A. Torres Martinó y Lorenzo Homar”.
El proyecto del Museo Virtual del Sur estará terminado para noviembre, cuando junto a otros proyectos museológicos estarán de gira por el país bajo el nombre del Primer Simposio de Museos Virtuales. Por lo menos diez museos integrarán la colección. Este proyecto es parte de los cursos en museología que ofrece el Dr. Ignacio Olazagasti en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe.
Felipe Oduardo-Matos es afro-cubano. En los últimos treinta nueve años ha estado trabajando en proyectos de galerías de arte. En la actualidad se desempeña como director en el Centro para el Desarrollo Cultural en Carolina.
Oduardo-Matos cursa estudios doctorales en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe con una especialización en Estudios Puertorriqueños y del Caribe.
Posee varias maestrías en pedagogía: Análisis del Comportamiento Aplicado en ABA Spain; Educación Especial en Caribbean University; Enseñanza de Inglés como Segundo Idioma en Sierra Nevada College y en Administración y Supervisión de Sistemas Escolares de la Universidad de Phoenix.
Estudió una maestría en Administración de Empresas Becado por la compañía de Fomento Industrial de Puerto Rico cursó estudios en la Universidad de Syracuse, Syracuse, New York obteniendo una maestría en Administración de Empresas. En escuelas públicas y privadas tanto en Puerto Rico como en E.U. (Nevada y Michigan) se ha desempeñado como maestro. A nivel post-secundario ha sido profesor adjunto de la Universidad del Sagrado Corazón y Universidad Inter-Americana de P.R. Por los pasados 39 años ha estado involucrado en diferentes proyectos de Galerías de Arte.