La cultura, la Junta y el bienestar de Puerto Rico

Caribe Hoy

altLa Junta de Supervisión Fiscal, mejor conocida por su control fiscal, aprobó su presupuesto. Los líderes camerales protestaron en defensa de su bolsillo, pero por la cultura, nadie dijo ni esta boca es mía. Empero el renglón cultura es uno de los más afectados bajo el nuevo presupuesto. El Instituto de Cultura Puertorriqueña y las organizaciones culturales que reciben fondos gubernamentales han sido golpeados con garrote en mano desde la infame Ley 7 bajo la gobernanza de Luis Fortuño.

La acción gubernamental no es sorprendente porque la cultura, a la hora de hacer ajustes presupuestarios, es el primer renglón que se reduce. Empero, la situación en esta ocasión lleva a la posible eliminación de recursos a instituciones culturales que son bastiones en la defensa de la identidad nacional.

“Los recortes presupuestarios son una excelente excusa para implementar la agenda ulterior del gobierno de erosionar y lacerar la cultura puertorriqueña”, indica Sylvia Rosario Geigel, gestora cultural y escritora de cuentos y leyendas infantiles. “No podemos obviar que la anexión exige la eliminación de los elementos que nos identifican como puertorriqueños”.

“Ahora existe un cuco identificado como la Junta a la cual se le pueden achacar todos los males del país, pero debemos recordar que el borrador del presupuesto fue analizado y redactado por Fortaleza”, añade Rosario Geigel.

Sin embargo, enfatiza Rosario, “esto debe motivarnos a buscar fuentes alternas para la cultura. Es hora de reenfocar esfuerzos para establecer proyectos cooperativos, obtener donativos de corporaciones y crear acuerdos colaborativos que integren e impacten a toda la gestión cultural del país”.

“Lo que no es permitido es sucumbir ante las presiones económicas y hacernos cómplices del asesinato de la puertorriqueñidad. La cultura es la base de la identidad nacional”, enfatiza la escritora. “Bajo ninguna circunstancias se puede detener el proceso educativo de las nuevas generaciones, tampoco es permitido quedarnos de brazos cruzados mientras nos lamentamos”.

“La gestión cultural continuará contra viento y marea. Hemos sobrevivido etapas similares que solo redundan en la afirmación de la puertorriqueñidad”, añade.

Para gestores culturales del suroeste la situación es una reafirmación de que las acciones que comenzaron a implementarse desde la Ley 7 eran las correctas.

“La Ley 7 fue una gran escuela para el suroeste”, afirma Nancy Vargas Acosta, presidenta del Ecomuseo Migdalia Jusino Acosta y tesorera del Centro Cultural Anastasio Ruiz Irizarry. “Los despidos y las reducciones dejaron a muchos desempleados. Hubo que buscar alternativas”.

“La inversión cultural en el suroeste nunca ha dependido del gobierno central; son los municipios los que colaboran con la cultura. Sin embargo, percibimos que esta vez tampoco podíamos contar con ayudas económicas de las arcas municipales Iniciamos la búsqueda de fuentes alternas para implementar una agenda cultural dinámica sin depender del gobierno”.

“En el caso de Lajas, logramos acuerdos con el municipio y su Departamento de Turismo, Arte y Cultura donde solicitábamos colaboración, servicios en vez de dinero. Por ejemplo, el gobierno podía proveer sonido, tarimas, el uso de teatros libre de costo, transportación, nosotros coordinábamos las actividades”.

“La cultura es creación, inventiva y de eso sabemos los puertorriqueños”, afirma Vargas Acosta. “Grupos folclóricos, artistas plásticos, músicos, escritores nos han donado su talento, también ciudadanos privados, comercios locales y empresas nacionales, como JFMedia de Guayama nos han aportado recursos, permitiendo que Lajas se convierta en uno de los ejes principales de la cultura nacional”.

Ejemplo similar es el de Guayama y la Liga de Poetas del Sur.

“La cultura es vida; es la esencia que nos marca e identifica con la Patria”, asegura la poeta y gestora cultural Nora Cruz, presidenta de la Liga de Poetas. “Hemos diseñado un proyecto cultural de avivamiento donde todos aportamos. El municipio nos otorgó una sede para llevar a cabo la gestión cultural y la hemos convertido en bastión de la identidad del sur y hogar de toda la nación puertorriqueña. Organizamos toques de bomba, recitales de poesía, lecturas de cuentos, simposios de historia, en fin gestamos cultura y buscamos colaboradores para costear los gastos”.

“Los tiempos son difíciles para todos, pero es en momentos de angustia donde más aflora la genialidad de los pueblos y de eso sabemos los puertorriqueños”.

“Nos han intentado imponer el inglés, trajeron familias estadounidenses que terminaron puertorriqueñizándose, ahora dis que nos quieren enseñar mandarín. No han aprendido la lección. Somos buena gente, pero que no nos cuquen; somos cimarrones”.

“Somos y seremos puertorriqueños. Esta Patria nuestra baila a son de pandero, tambor, cuatro y tiple, habla español y clama a por la asistencia de Atabey y Yocahú nuestros protectores eternos”.

El nuevo presupuesto no solo reduce las aportaciones al sector cultural, si no que deja sin asignaciones a 36 entidades entre ellas: la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, los centros culturales de Utuado, el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, los coros de niños de San Juan y Ponce, Ballets de San Juan y la Fundación Nacional para la Cultura Popular.

El Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) recibirá una asignación de $8, 474,000 para operaciones, incluyendo la nómina.

“El ICP ha visto su presupuesto cercenado constantemente”, indica el historiador Luis Santaliz Villabella. “es una forma solapada para desarticular la institución que fue creada en 1955”.

“Han conversado mucho sobre hacer la cultura rentable, turismo cultural y otras ideas, pero no se concretizan las estrategias. El San Juan de los años 1960 y 1970 era un inmenso centro cultural con museos, actividades constantes y un compromiso con que la capital fuera una alternativa enriquecedora para locales y extranjeros. Ese no parece ser el caso actual. Los museos son cada vez menos y las ofertas culturales se reducen cada vez más”.

“Autosuficiencia y autosustentabilidad son las palabras del momento, pero ¿es eso verdaderamente lo que se busca?””, cuestiona el también profesor universitario. “No todo lo que se dice es real, más aún cuando las trabas impiden el desarrollo de verdaderos proyectos y programas autosustentables”.

Las reducciones presupuestarias afectarán también organizaciones gubernamentales como el Conservatorio de Música, la Escuela de Artes Plásticas, la Orquesta Sinfónica y la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Pública entre otras.

Por otra parte, el gobierno mantuvo subvenciones económicas por un total de $4, 129,000. Las instituciones agraciadas son el Ateneo Puertorriqueño ($170,000), Fundación Luis Muñoz Marín ($504,000), Orquesta Filarmónica ($306,000) y los museos: Museo de Arte de Bayamón ($70,000), Museo de Arte de Puerto Rico ($1.5 millones), Orquesta Filarmónica ($306,000), Museo de las Américas ($180,000), Museo de Arte Contemporáneo ($399,000), Museo de Arte de Ponce ($1 millón).

“Los tiempos aparentan ser difíciles porque intentaron descerebrarnos a través de las prebendas mal intencionadas, nos quisieron acostumbrar al mantengo, aún con los donativos culturales”, señala el estudiante de antropología Kevin Sánchez González. “Pero este pueblo laborioso es más listo de lo que piensan sus opresores. Estamos listos para defender nuestra identidad y la cultura que la representa”.