El Fascismo se va dibujando en las calles – Llegó la hora de la Desobediencia Civil

Cultura

I

Pegó duro leerlo en medio de la noche oscura. Entre la soledad y la lejanía de una luz roja y los semáforos mirando, el pasquín blanco alumbra como una mascara de terror: “Pena de Muerte para los asesinos de Stefano”.

No pienso, solo miran los ojos y no se escuchan los carros, tampoco la luz. En las paredes de un edificio abandonado, frente a la estación de bomberos, al otro lado del Departamento del Trabajo y la parada del tren Domenech, allí, como muro de paredón, en fondo blanco y letras negras, se piden las muertes de los negros que mataron al blanco. Claro que hay que sufrir la muerte del joven. También la de los miles, decenas de miles, en las últimas décadas que han muerto y matado en las calles. Pero, cuando la venganza se pinta sobre las paredes en un ambiente de desprecio total a los pobres (crápulas, garrapatas, “such is life”, “que se chupen un limber”), con informes de abuso policiaco por todas partes, leyes para acabar con la libertad de expresión, de la protesta, de acabar con el derecho a la fianza, en un contexto de desempleo masivo, entramos en terreno peligroso, muy peligroso. El ambiente apesta a fascismo. Ya no es un recurso retórico para insultar a un gobierno de derechas, sino leyes, prensa, comentarios, marchas, expresiones populares, mensajes en los muros. El fascismo ha llegado flagrantemente, y no hacemos nada.

II

En una entrevista reciente el gobernador de Puerto Rico ha dicho que solo cree en esa construcción social llamada ‘el individuo’ como ser independiente con nombre propio, como la propiedad privada. En esa visión neo-liberal y conservadora a la vez, el individuo es totalmente libre de sus decisiones y tendrá la culpa de ser o no ser rico, pobre, de haber ‘echado pa’ lante’ o de estar desempleado. Según tal perspectiva la sociedad no existe. No hay racismo, concentración de la riqueza en unos pocos, homofobia, xenofobia, colonialismo, violencias estructurales que obstaculicen la libertad y formación, la estructura de oportunidades que tiene cada persona. Según Luis Fortuño, y muchísimos como él, vivimos en un vacío lleno de ‘oportunidades’ y somos libres para escoger, de igual a igual.

Ya no se trata solo de un gobierno, sino de una cultura que se expresa sin tapujos. Frente a esa inconciencia social, frente a esa violencia política, frente a una realidad que va pintando el fascismo en las calles, matando el espacio público, resta resistir. El tiempo de la desobediencia civil masiva está llegando.