La mujer fantástica o el triste recuerdo de la memoria represiva a la diferencia

Cine caribe

altChile es uno de los pocos países de América Latina que nunca he ido. No sé por qué. Pero, y muy pese a que todas y todos dicen que es un país muy adelantado, cultural y económicamente hablando, en mi recuerdo, en mi memoria, es un país que siempre me evocará la cultura de la represión a la diferencia. Chile me causa dolor.

La mujer fantástica (Dir. Sebastián Lelio, Chile, 2017) es una película bien pensada. Es una linda película. Es una película genial, donde se manifiesta la lucha perenne por la igualdad. Pero también la lucha, siempre inconclusa, por creer, defender y tolerar la diferencia. Ante esto, es una película que causa dolor, del duro del profundo.

Marina Vidal (Daniela Vega) es una mujer, fantástica por cierto, que tiene todos los atributos para ser excluible, no por el estado totalitario de Augusto Pinochet, sino por la familia, sociedad y cánones morales dominantes. Es una mujer que logró seducir a su pareja, Orlando (Francisco Reyes) por lo cual éste dejó a su mujer, a su hija pequeña y sobre todo se distanció de su hijo mayor de otro matrimonio. Pero también es una mujer mucho más joven que su pareja, por lo cual los prejuicios se elevaron a otro nivel. Pero más que nada, es una mujer cuyo secreto en pantalla sobre su género, nos deja a todos con la misma interrogante que el hijo de Orlando, Gastón (Nestor Cantillana) le hizo “¿te hiciste la operación?”. La operación que la posiciona en una nueva categoría de persona transgénero.

Por ende, por espacio de 1 hora y 40 minutos, vivimos en la angustia de entender, admirar y proteger a Marina Vidal (Daniela Vega) quien luego de la muerte súbita de su compañero de vida Orlando, es asediada por la familia de éste, que no deja que ella participe en su entierro. Todo el prejuicio y humillación que una sociedad con una profunda cultura de represión y exclusión militar tuvo, se manifiesta ahora contra el personaje de Marina Vidal.

En esta medida, la historia de la película, no así la historia de Daniela Vega en la vida real en Chile, es un recuerdo de lo horrible que ha sido la historia contemporánea de este país latinoamericano. Para entender esto, hay que ver el cine chileno y comprender que hay temas recurrentes en sus películas como el secuestro a plena luz del día en la calle, y luego la entrada forzada al coche, y la presencia de los muertos y las morgues. Imágenes que todas las películas de Chile que vemos, siempre reproducen.

Con dulzura y simpatía creo que hay que ver La mujer fantástica, entre otras cosas para también comprender porque la misma fue seleccionada en la 90 edición de los premios Oscar del pasado 4 de marzo de 2018, en la categoría de mejor película extranjera/en idioma no inglés. Es una película fantástica. Hay que verla.