Tratado sobre el colonialismo (primera parte)

Historia

altLa historia del colonialismo en el Caribe es un proceso desconocido para la mayoría de los puertorriqueños. Hemos enajenado nuestra historia del resto del colectivo regional olvidando que somos parte de un proceso del cual la Isla es una de las pocas colonias que quedan en el Caribe. Debido las circunstancias por las cuales atraviesa Puerto Rico opino que es importante revisar el proceso colonial del Caribe. Hemos escrito una serie de artículos sobre el tema.

Cuando Cristóbal Colón llegó al Mar Caribe las islas estaban habitadas por miembros del tronco familiar de los arahuacos. Los colonizadores dividieron a los aborígenes en dos grupos: taínos, los afables y pacíficos y los caribes, caníbales y aguerridos. Los primeros personificaron a los buenos, que fueron esclavizados con mayor facilidad a pesar de alguna resistencia y los segundos a los que se resistieron virulentamente a ser esclavizados por los conquistadores. Al final, ambos grupos fueron sojuzgados por los europeos que colonizaron el archipiélago antillano. La mayoría fue diezmada por el trabajo abusivo y las nuevas enfermedades traídas por los conquistadores. Unos pocos sobrevivieron, pero terminaron mezclándose con los europeos y africanos.

La conquista y colonización de las islas ubicadas en el arco de Las Antillas fue llevada a cabo por cinco naciones europeas: España, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Dinamarca. A finales del siglo XIX, una nación continental, Estados Unidos, se integró al grupo de potencias que impusieron su hegemonía en el Caribe. Para las potencias europeas una colonia era un conjunto de personas que proceden de un mismo territorio y que se establecen en otro. Luego el término comenzó a utilizarse para nombrar al lugar donde se establecen estas personas y, por extensión, al territorio que es dominado por una potencia extranjera. El fin de toda colonia no era otro que el de acrecentar la riqueza de sus respectivas metrópolis y ser símbolo incondicional de sus hegemonías como potencias mundiales. Mientras mayor era el número de colonias mayorcísimo era la ostentación de poder y riqueza.

La primera potencia en conquistar el archipiélago antillano fue España. Los conquistadores españoles llegaron a Las Lucayas (Las Bahamas), el grupo de islas más al norte del archipiélago antillano, el 12 de octubre de 1492. Sin embargo, España nunca tuvo la presencia poblacional suficiente para establecer colonias en todas las islas. Esta situación sumada a los pocos enclaves habitados en otras islas y la ineficiente defensa militar de las plazas convirtieron en presa fácil el archipiélago para otras naciones europeas que ambicionaban establecer sus propias colonias en el Nuevo Mundo. Para la segunda mitad del siglo XVI España perdió terreno en las islas con las incursiones de corsarios y piratas franceses e ingleses. Los nuevos invasores llegaron en busca de las riquezas transportadas en los barcos españoles, pero lentamente fueron estableciendo enclaves en territorios españoles.

Colonialismo en el Caribe

El colonialismo en el Caribe estuvo sujeto a los elementos particulares impuestos por las metrópolis colonizadoras, sin embargo hubo similitudes en las formas en que fueron administradas. Es importante primero describir las diferentes acepciones que tiene el término colonia. La primera definición es la que expusimos con anterioridad, la posesión de un territorio y sus habitantes por una metrópoli distantes para obtener la mayor ganancia posible. Esta exposición está basada en la definición que hace Jürguen Osterhammel para definir la primera forma de colonialismo que imperó en el Caribe.

Aarón Gamaliel Ramos en su libro Islas Migajas: Los países no independientes del Caribe contemporáneo divide el estudio del colonialismo en la región caribeña entre colonialismo histórico o viejo colonialismo y el colonialismo de la era imperial.

Colonialismo histórico

En el colonialismo histórico residentes y representantes de la metrópoli fungían como agentes en los campos políticos, económicos y culturales. Las colonias eran administradas por funcionarios que respondían al poder central gubernamental de la metrópoli. Los gobiernos establecieron oficinas o entidades gubernamentales que servían como intermediarias entre los funcionarios y el poder real. Algunas de estas oficinas fueron el Real Supremos Consejo de Indias, British Colonial Office, Minister des Colonies, Ministerio de Colonias Holandesas y Oficina de Asuntos Insulares de los Estados Unidos.

Desde el punto de vista de la metrópoli los habitantes de las colonias eran inhábiles para gobernarse a sí mismos. Esta ideología colonial sustentaba las desigualdades sociales y culturales. Las colonias no eran más que eslabones de explotación mundial basadas en su mayoría en una economía de plantación y extracción de minerales, intercambio comercial y poder militar. Las autoridades coloniales eran agentes económicos de la metrópoli cuyo único interés era la mayor producción posible para satisfacer las exigencias del gobierno metropolitano. Este sistema estuvo vigente hasta la desaparición del sistema esclavista en el siglo XIX.

Las sociedades formadas bajo el colonialismo histórico consistían en una sociedad con una minoría de colonos europeos y una inmensa población de esclavos. Estas sociedades se conformaron luego de la erradicación de las poblaciones autóctonas que sucumbieron ante la explotación inhumana por los colonos o por causas naturales debido a las enfermedades traídas por los conquistadores.

Colonialismo en la era imperial

El concepto colonia evolucionó para ajustarse a las nuevas tendencias geopolíticas que generó el surgimiento del capitalismo como principal vector económico. Eric Hobsbawn explica que las naciones europeas se vieron forzadas a expandir sus fronteras en busca de materias primas, alimentos y nuevos mercados para satisfacer las demandas impuestas por el desarrollo tecnológico-industrial que trajo consigo el capitalismo como forma dominante en la economía mundial para principios y mediados del siglo XIX. Este empuje económico imperialista implicó el desarrollo de organizaciones administrativas más complejas con una burocracia profesional capacitada para manejar colonias complejas. Las nuevas colonias estaban sujetas a complejas diferenciaciones jurídicas entre los súbditos coloniales y los agentes metropolitanos encargados del aparato del estado.

La aserción colonialista que se aceptaba hasta ese periodo histórico hacía referencia a territorios ultramarinos diseminados por el mundo que fueron colonizados por una casta de residentes de las metrópolis. Toda esa percepción cambió con la visión imperialista decimonona. El colonialismo fue percibido entonces como la administración de territorios y de sus gentes por imperios en pugna por ampliar su soberanía sobre un mayor número de lugares alrededor del mundo. Los nuevos imperios dominaban pueblos antiguos con lenguas, religiones y modos propios de organización social. Esta realidad abrió paso a conflictos entre las culturas involucradas en la ecuación colonial lo que redundó en la creación de una casta de funcionarios autóctonos al servicio de los intereses de la metrópoli.

La transformación en la conceptualización colonial condujo a cambios en la nomenclatura oficialista para hacer referencia a los territorios dominados. El concepto original colonia hacía referencia a un grupo de ciudadanos de la metrópoli que se establecían en otro país. En el siglo XIX dentó el control absoluto de los imperios sobre las naciones y pueblos alrededor del planeta en papeles desiguales. Por ende, los imperios europeos optaron por cambiarle el nombre de colonia a sus posiciones.

Los ingleses optaron por los términos territorio y dependencia para referirse a sus colonias, pero a finales del siglo XIX comenzó a emplear el de territorios ultramarinos. Aunque el termino territorio no era nuevo en su uso al referirse a una colonia, son Alemania y Estados Unidos quienes primero lo usan para referirse a posesiones en las cuales el Estado, y no los colonos, fueron los agentes centrales en este sistema de sujeción. Estados Unidos es un caso peculiar porque su metamorfosis en una potencia colonial estuvo acompañado de un discurso público donde negaba sus intenciones imperialistas. Estados Unidos empleo términos como territorios ultramarinos, posesiones o dependencias. En el caso de Puerto Rico, a partir de 1953 Estados Unidos comenzó a emplear el termino Commonwealth, en un intento por acallar la opinión de los que hacían referencia al régimen colonial de la Isla. El primero en sustituir el vocablo territorio por el de Commonwealth fue el Secretario del Interior Oscar Littleton Chapman.

En el próximo artículo analizaremos las expresiones coloniales en el Caribe.