Economía Solidaria para el ser humano común

Economia Solidaria

Aunque parezca algo simple y sensato, el concepto de economía solidaria es algo abstracto para el ciudadano común. Mayormente el concepto se ha traducido en un movimiento social que reúne a un conjunto de organizaciones y actividades que, a lo largo de todo el planeta, están generando un pensamiento y una práctica alternativa y solidaria de la economía en sus diferentes facetas: producción, financiación, comercio y consumo. La economía solidaria postula un nuevo tipo de desarrollo, alternativo, integral, a escala humana, sustentable, con énfasis en lo local.

Quiero hablar hoy de tres maneras prácticas de aportar a una economía solidaria:

1. Consumir productos y servicios locales - Aunque el consumo no es la única palanca desde donde articular el cambio necesario, sí que tiene una importancia especial por ser la dimensión desde la que la mayor parte de nosotros podemos poner en práctica estas transformaciones. Todos tenemos una elección como consumidores. Apoyamos a nuestra economía cuando de manera consciente compramos productos y servicios locales. Esto se traduce en ir a comprar leche y pan en la panadería de la comunidad en vez de ir a Walgreens. Seleccionar la pizzería del área en vez de ir a Pizza Hut. Comprar nuestras recetas en la farmacia de la comunidad.

2. Protección de nuestro medio ambiente – Es bastante a nivel personal y familiar el tomar acciones en beneficio de nuestro medioambiente. Estamos hablando de minimizar el consumo desmedido de artículos innecesarios, reciclar y reusar. También hablamos de no tirar basura a la calle o en nuestras playas y campos. Le hacemos un bien también al país si educamos a nuestros hijos a crear conciencia de preservar nuestros recursos y a amar a nuestra matria.

3. Respeto, empatía y solidaridad – es muy fácil acusar a los más débiles, más pobres, más negros, menos educados o más diferentes son los culpables de los problemas sociales. La realidad es que son en su mayoría los más afectados. Nuestras políticas públicas, privadas, religiosas y personales muchas veces marginan varios o todos de estos grupos. Como ciudadanos responsables debemos responder al clamor que proviene de los pobres, de trabajadores y trabajadoras, emigrantes, los sin hogar, las minorías sexuales, y «de la inmensa mayoría que reclama justicia, igualdad, bienestar social». No podemos quedarnos callados ante las injusticias, las violaciones a derechos humanos y la restricción de nuestras libertades.

Experimentemos la economía solidaria para poder reconstruir imaginarios, valores, identidades del Puerto Rico que Merecemos. Y es que sólo si la mayoría de nosotros aceptamos, entendemos y promovemos transformaciones, tanto en el plano individual como en el estructural-colectivo, podrá producirse un cambio profundo en beneficio de una mejor sociedad.