Gobernador, la vida está “Dura”

Caribe Imaginado

altGonzalo y sus amigos siempre se reunían a jugar dóminos los sábados en la tarde por más de quince años en el mismo chinchorro. Conversaban sobre cómo arreglar el país mientras pensaban en cuál ficha iban a jugar. En cada juego trataban el tema del momento no importa si fuera de política, economía o de religión. Lo importante era pasarla bien.

-Gonzalo me dicen que tu hijo Ricardo tuvo una confrontación con la policía en la marcha y le cayeron a palos- pregunto Iván

-Bueno tu sabes que Ricardo junto a los estudiantes están batallando contra los aumentos de matrícula y el cierre de recintos- dijo Gonzalo.

-A la verdad que no sé que le deparará a ese muchacho que salió independentista, tan estadista y americano que tú eres- dijo Iván.

-No me hables de los americanos, Ricardo salió a su abuelo, que estuvo preso con los nacionalistas de Albizu. Les dieron par de palos, pero se pudieron defender con unos escudos de madera. Ellos estaban preparados para la confrontación. Los afectaron más los gases lacrimógenos.

-¿Qué pudieron lograr contra la indignante Junta Fiscal en favor de la Universidad?- preguntó José

- Al otro día el Gobernador apareció con una supuesta piedra que les tiraron a los policías. Terroristas y subversivos los llamaron. Con esos incidentes se transmitieron las noticias hasta por los canales americanos y extranjeros. Pienso que lograron el propósito de llevar el mensaje- dijo Gonzalo

-¿Cuál mensaje? El de las muertes sin contar, el de la eliminación de la Ley 80, el del cierre de escuelas y aumentos de matricula en la universidad, el de la eliminación de las pensiones, el de los salarios excesivos e inmorales a funcionarios extranjeros, o el de la eliminación de los bonos, días de vacaciones y enfermedad a empleados públicos y privados. ¿Dime cuál mensaje?- pregunto airado Rubén, luego se quedó pensativo.

El juego continuo en silencio. El ambiente de relajo y camaradería se había apagado. Estaban en las últimas fichas. Los tragos se acabaron y cada uno meditaba en su última jugada. El tema los había agobiado a todos. No había hoy ambiente de la discusión cordial.

-Chico tu siempre tan complicado. Tengo algo que decirles amigos. La farmacéutica la cierran a fin de año. Luego de veinticinco años me quedo sin trabajo. Todavía no se lo he dicho a Rosalía ni a Ricardo. No sé qué vamos a hacer. – expreso con voz angustiada Gonzalo.

-Pero ¿Qué pasó Gonzalo? ¿Qué vas a hacer?- preguntó sorprendido Iván.

-Dicen que somos una “compañía foránea” y que Trump se la llevará para los Estados Unidos. Yo también me quedo sin trabajo.- acertó Rubén, que trabajaba en la misma farmacéutica.

-¿Qué pensamos hacer? No sé, tal vez me voy para el norte con mi familia. Aquí las cosas se han puesto malas desde hace tiempo y el huracán María las agravó. Ya no me ata nada aquí. Entregaré la casa al banco-dijo Rubén

-Yo no puedo dejar a mi país. No se equivoquen. Me gusta la estadidad, pero no me agrada vivir con los norteamericanos, soy boricua primero. Siempre seremos ciudadanos de segunda clase, aquí y allá. Aquí tengo a mi familia y mis raíces. Estaré en esta hermosa isla en las buenas y en las malas hasta la muerte- sentenció Gonzalo.

-¡Capicúa! El país está quebrado. Ya no pare más. Y el juego se terminó- gritó José.

Mientras movían las fichas para la próxima jugada veían en la televisión a la Comisionada Residente, la Primera Dama y al Gobernador bailando a todo dar “Dura”, “Dura”, como si no pasara nada en este país y estuvieran todos celebrándolo.