Invasión de Trogloditas en Rincón

Caribe Hoy

altLa semana pasada hubo una invasión de trogloditas en Rincón. ¿Trogloditas? Pensarás, ¿qué son o quiénes son los trogloditas? ¿Será un nuevo virus o una especie intergaláctica? Pensándolo bien, podrían ser una especie intergaláctica rara que debería contagiar su forma de relacionarse al resto del país.

Resulta que en 1978, se gradúo un grupo de jóvenes del Colegio Espíritu Santo, un colegio católico mixto de clase media localizado en el famoso Parque Florido (Floral Park), donde vivían los personajes del famoso programa de Los Gracia de Tommy Muñiz.

La gran mayoría de estos jóvenes estuvieron juntos desde primer grado a cuarto año. Hubo otros compañeros que entraron o salieron durante esos doce años, pero fueron adheridos a la clase del 78 por una especie de sortilegio. El grupo, sin duda, era mágico. Su magia tenía que ver con la química que exudaban. Ese grupo se conoció como los trogloditas.

Era una época en que la escuela era compuesta por miembros de la comunidad y del vecindario, coincidió con la inmigración de muchos cubanos a Puerto Rico. Los trogloditas eran un ejemplo de lo que es un ‘mélange’ o mezcla de diversidades de grupos. Ya en octavo grado muchos maestros se preguntaban si sería un grupo como el de la llamada Terrible (Clase de 1974) que estaba saliendo de la escuela superior. Decían los rumores que serían mucho peor. ¿Que sabían ellos? No tenían ni idea.

Y es que aparte de cualquier travesura que se le ocurriera a alguien, los trogloditas se caracterizaron por su creatividad artística, por ser deportistas, arrojados y sobre todo por su hermandad. Los trogloditas crearon su propia Tuna, todos los años tenían su propio programa de talentos donde presentaban obras teatrales, y en los deportes no se quedaban atrás. A los maestros y maestras, no los quedó más remedio que reconocer el brillo especial que deslumbraba de ese grupo. Tanto así que desde la consejera de la Escuela, la querida Milagros Hernández, el coach de baloncesto Eddie Ríos Mellado y el Principal, Padre Tomala, entre otros, pasaron a ser guías activos del grupo de trogloditas.

El pasado fin de semana los trogloditas se reunieron en Rincón para celebrar los 40 años de graduados. Algunos se habían visto antes, otros no. Sin embargo, la magia aún estaba presente. Uno de esos momentos fue el viernes en la noche, durante la reunión de gala. Todos los hombres y mujeres vestían de negro o blanco. El ánimo de fiesta y alegría estaba encendido. La actividad comenzó a las 7:15 y terminaba a la media noche (como las calabazas). ¿Y qué pasó? Que a las 8:45, cuando anunciaron que la comida estaba lista, se fue la luz. El hotel no tenía planta o según ellos estaba averiada.

Los trogloditas convocados en aquel salón oscuro, falto de aire y caluroso, sin decir palabra, sin acordar nada, simplemente permanecieron. Allí cenaron y luego varios empezaron a animar la fiesta. Las gotas de sudor empapaban las galas. Ya cuando parecía que no habría remedio y se tendrían que ir, de la oscuridad apareció una batucada. La energía del salón explotó como cuando un corcho de la mejor champagne se libera por la efervescencia de esa preciada bebida. Los trogloditas se pararon, bailaron y brincaron en la oscuridad por dos horas, sin importar lo desaliñados que estaban. Finalmente, como a las once de la noche se hizo la luz. Entonces se sentaron a ver un documental, emotivo por demás, con la historia desde sus comienzos.

¿Y qué es lo que hace especial a esa clase? Como reflexionó el troglodita Carlos Nieves. “Aquí tenemos mucha gente con honestidad, humildad, fortaleza de carácter, compasión, perseverancia, dedicación, lealtad y amor. Creo que todos podemos aprender de los demás compañeros ya que aunque cada uno posee unas virtudes, también tenemos defectos y debilidades. Es como cuando juegas tenis contra alguien que juega mejor que tú. Si perseveras eventualmente absorbes parte de sus habilidades y a veces sus conocimientos, experiencias y virtudes. Recordando aquella canción que cantaba la mini Tuna: El Inventario, creo que hemos sido bendecidos por haber estudiado en el Colegio Espíritu Santo y más aún por ser parte de esta maravillosa Clase del 1978.”

Los trogloditas crearon vínculos fuertes de amistad. Florecieron, crecieron y partieron a distintos rumbos. Siempre con la confianza de que aunque corrieran las agujas del reloj, esa familia de amigos y amigas, construida con base sólida de amor y respeto, es y será un soplo de aire que sostendrá su vuelo hasta la eternidad. Eso es tener clase, clase de la buena. Celebramos y brindamos, por los más de 40 años de amistad. !En hora buena Clase del 78! ¡En hora buena, Trogloditas!