Black K Klansman o lo mejor de Spike Lee en mucho tiempo

Cine caribe

altSpike Lee es uno de los tres grandes directores masculinos de los EE.UU. del Siglo XX y XXI. Si me preguntan comparte su sitial de ‘primer puesto’’ con dos tan grandes como él. Por un lado el genio del cine desde los 13 años, Steven Spielberg, y por otro lado el maestro del cine profundo, Rigdley Scott. En ese pedestal, Spike Lee es uno tan grande como los otros son grandes.

Pero Spike Lee es como una franquicia que tiene gorra, que tiene espejuelos, que es de Brooklyn, y siempre lo será, y más que nada que es un negro parejero. Es un tipo que desde el saque con su tesis de graduación de New York University, She’s gotta have it (Dir. Spike Lee, EE.UU, 1986), se presentó como el futuro del cine en los EE.UU. El resto es la historia con sobre 20 películas, documentales, series de televisión y un activismo político del fino, Spike Lee es simplemente un genio del cine americano, y un buen tipo. Ah, y fanático profundo de los Knicks de Nueva York en el mundo de la NBA.

Ahora bien, en Black K Klansman (Dir. Spike Lee, EE.UU., 2018), el director Lee nacido hace 61 años, nos provoca con su película mejor pensada en mucho tiempo. Una película que simplemente llegó en el momento correcto, y desde la madurez cinematográfica e intelectual oportuna.

Se trata de una película basada en el libro de Ron Stallworth (John David Washington), un detective afro americano de la policía de Colorado Springfield, quien en su primera asignación policiaca como novato, decide infiltrar al capítulo local de los Ku Klux Klan. Siendo negro, habla como blanco. Es decir, asumir al otro/opresor, desde la subjetividad del oprimido. Es un truco interesante que en días reciente en el filme Sorry to bother you (Dir. Boots Rilley, EE.UU., 2018) y también en Get out (Dir. Jordan Peele, EE.UU., 2016) se había utilizado.

Pero la relación de la nueva película de Spike Lee con el cine afro americano mas reciente, es en reconocimiento que el director de Brooklyn es el precursor de la cosecha que hoy nos ofrece el cine de Hollywood con casi una docena de nuevos talentos afro americanos en la dirección de películas o en su producción.

Es un detalle que Jordan Peele, ese interesante comediante convertido en director de cine y productor, es uno de los productores de la nueva película de Lee. En esto Lee logra cruzar entre generaciones y audiencias de forma magistral.

Finalmente, la gloria de la película, bajo la sabiduría de Lee yace al final. Luego que se resuelve la trama de la película, teniendo la misma un final feliz, entra en juego la historia. La película se interpone como un el preámbulo a los sucesos de Charlottesville, Virginia en agosto del 2017, cuando las fuerzas de los supremacistas como de la izquierda y los liberales, tuvieron una seria confrontación. Así las cosas, la violencia que se desató dejó a una mujer muerta: Heather Heyer, atropellada por un supremacista blanco. Luego las palabras de Donald Trump, quien hace una reflexión de que hubo violencia de ambos lados.\

Al final de la película, en la sala que fui, lo que hubo fue un silencio profundo. Luego de haber visto la película, y participado en la trama entre los supremacistas blancos del Ku Klux Klan y los activistas del Black Panther Movement, uno se pregunta si la violencia se justifica, venga de donde venga. Aquí yace el genio de Lee. La violencia de donde venga no se debe tolerar ni se justifica.

Es curioso pues la película de Lee es un homenaje a la tolerancia y la diversidad cultural y étnica. Es en este sentido un homenaje a la vida desde la integración del otro y su diferencia. Es, por todo esto una gran película, que uno de los mejores tres directores masculinos vivos de los EE.UU., llamado Spike Lee, nos puede ofrecer hoy. Hay que creer en la tolerancia y vivir con ella. Gracias Spike Lee, gracias.

Todos y todas es una obligación, una asignación, ver esta película.