Crazy Rich Asians o la trama confusa de una burguesía asiática

Cine caribe

alt“Enverdad verdad”, como dice el querido comediante Raymond Arrieta, la película Crazy Rich Asians (Dir. Chu, EE.UU., 2018) está pensada para una audiencia asiática de forma general, y muy limitada al estado nación de Singapur. En esta medida, la mayoría de los chistes y ocurrencias se asocian a una cultura que es, más allá de foránea, distante a la cultura dominante (las múltiples) del continente americano.

La historia versa sobre la vida de Rachel Chu (Constance Wu) y Nick Young (Henry Golding) quienes viven enamorados en la ciudad de Nueva York. Ella nacida y criada allí, y el estudiante extranjero en dicha ciudad. Luego de varios años de noviazgo, deciden ir a Singapur a conocer la familia de él, y a participar en la boda de su mejor amigo. El resto es la película.

La película recorre por momentos el buen paladar del pueblo de Singapur, así como la cultura del entretenimiento. Lo que pasa es que lo hace de forma confusa, en particular ante los códigos y costumbres de una familia adinerada, la de Young, y donde en muchas ocasiones uno ni se entera de por qué reírse.

De igual forma la película tiene serios problemas de guión, donde uno habla de personajes que nunca ve en la película y que tienen alguna relevancia. Es una película en línea matriarcal, donde la figura del padre de Young, pese a ser existente, nunca se conoce en el filme.

Lo interesante de la película es que ha sido un éxito total. Basada en la novela de Kevin Kwan del mismo nombre. En fin, hay que verla, para entretenerse aunque usted no sepa o no entienda por qué.