Hay algo de Alfred Hitchcock en la película The Nun (Dir. Colin Hardy, EE.UU., 2018). Hay algo voyerista, del gaze de Hitchcock que me fascinó de esta película.
También hay algo de cine suspense, en este filme de un joven talento británico, que en una moderada inversión de $22 millones, frente a una ganancia bruta en apenas dos semanas de $235 millones. El éxito no es de Hardy, sino de su película insertada en el proyecto fílmico llamado The Conjuring (Dir. James Wan, EE.UU. 2013), que ha abierto una interesante forma de producir cine sobre asuntos paranormales, que hoy cuenta con cinco películas incluida The Nun, y a lo que se le llama el Universo Conjuring, en sana comparación con el Universo Marvel.
Los mejor de The Nun, es que se trata de un gran guion escrito por Gary Dauberman y James Wan. Así las cosas, Wan se entrelaza como director, productor y guionista en las cinco entregas que esta serie de películas temáticas, ya ha tenido. Pero en esta ocasión, el guion es extraordinario pues se desarrolla a partir de la crisis institucional que la Iglesia Católica tiene por el mundo, donde, en el caso de la película, no saben si las monjas de un Convento de penitencia y exclusión en Rumania, estas se encuentran vivas o muertas.
Así pues, la Iglesia Católica debe realizar por parte del cura Burke (Demian Bishir) y de la hermana Irene (Taissa Farmiga) un proceso de investigación con exorcismo del Convento. Sobre todo encontrarse con la dura realidad, como en la novela de Pedro Páramo de Juan Rulfo, que todas las monjas ya no estaban y que por el contrario era el propio demonio el que estaba en control del convento.
En fin, es un filme que hay que ver, pues se trata de un acierto de producción en un mundo alterno de producciones de suspense, que ha roto todos los esquemas, haciendo películas no relacionadas pero que sí lo están. Para mi The Nun ha sido una grata sorpresa. Y pese a todo el suspenso duro y efectivo en la psiquis de uno, es a fin de cuentas una extraordinaria película. Vayan a verla.