La luna que brilla sobre la isla borincana está en su fase menguante, pero se ha dejado ver grande y brillante. Ayer el mar estaba plato, el cielo espléndidamente azul, sin nubes. La brisa del norte nos acariciaba suavemente. Todo es parte del sortilegio de las brujas que celebran un año más de convención este 31 de octubre.
Durante la inquisición española se quiso eliminar a las llamadas hechiceras, brujas o Meigas. Se dice que las hechiceras o brujas trabajan más con conjuros, hierbas, bendiciones, polvos, incienso. Estas se asocian con altura, luz, y lo sagrado; con la justicia, el sentido de equidad, la igualdad y la libertad. En cambio a las Meigas se les relaciona con maleficios, deshacer la armonía, con lo oscuro, lo satánico, la envidia, el descontento, la inferioridad.
Si nos detenemos un momento a pensar en lo que son las brujas y las meigas, nos vamos a percatar que el concepto detrás de esa imaginería es el bien y el mal. Siendo así podríamos decir que todos tenemos algo de hechiceras, brujas o meigas. Ello va a depender del sentimiento positivo o negativo que tengamos hacia otras personas o situaciones. La lucha entre el bien y el mal existe desde el principio del mundo.
Los seres humanos más allá de un cuerpo físico, tienen también un cuerpo etéreo. Ese cuerpo etéreo contiene la energía vital y vibratoria que nos conecta con nuestra naturaleza espiritual, y así con la energía de los otros seres sutiles. La mujer, distinto al hombre, regularmente está más en contacto con su propia naturaleza, con su sensibilidad y con esas energía sutil que nos interconecta a unos con otros. De ahí que se piense que las mujeres tienen facilidad para embrujar a los hombres. El secreto es simple, las mujeres están más conscientes de las sutilezas que los hombres. El hombre que aprenda a manejar los cuerpos etéreos, la energía vital y las sutilezas, también puede activar el brujo que vive en él.
Este 31 de octubre en vez de pensar negativo de una bruja o un brujo, pensemos que el serlo significa asociarlos con altura, con luz, con lo sagrado y la justicia; con el
sentido de equidad, de igualdad y de libertad. Entonces seamos brujas o brujos, y por un momento, elevemos nuestra energía vibratoria, la de aquellos que nos rodean y la de nuestra Isla a un plano alto. Embrujemos nuestro país con ondas positivas.