Crónica de una obra llamada Hamilton [anunciada]

Caribe Hoy

altAyer a las 9:00 a.m. abrió la venta de los boletos para Hamilton el musical de Lin-Manuel Miranda, en Puerto Rico. En 40 minutos las ventas a través del portal electrónico estaban agotadas.

En el Teatro de la Universidad de Puerto Rico había gente haciendo fila desde antes de las 7:30 a.m. Esto solo hablando de la fila de los llamados seniors. En la fila regular hubo personas que acamparon desde horas de la madrugada. Volviendo a la fila senior, las personas que la componían estaban en sus 60's, 70's y 80's largos. La organización de la venta al público y las reglas establecidas para ello, no fueron necesariamente las más lógicas o sensatas. Dentro del Teatro habían alrededor de 8 personas vendiendo los boletos. Sin embargo, las filas para comprar eran de varios miles de personas por lo que el proceso fue sumamente lento.

El calor y la humedad era fuerte. Los y las seniors, parados en fila estaban sintiendo el agotamiento del proceso. Luego de pasada una hora y media desde la apertura de venta oficial a alguien se le ocurrió la buena idea de sacar sillas plásticas para que los seniors pudieran sentarse durante la larga espera sin desfallecer. En ese proceso no faltó la queja de los que reclamaban que otros se colaban o dejaban colar.

Entre las reglas establecidas una era la de solo vender cuatro boletos por persona. Esa puede tener sentido. Para los seniors había una cantidad de boletos pre-determinada para la venta a ese grupo. Eso también puede tener sentido. Lo que no tiene sentido es que los boletos se entreguen dos horas antes del mismo día de la función. Eso implica que la misma persona que compra los boletos tiene que volver a hacer una fila de al menos dos horas, para recogerlos. Siendo eso así lo más lógico es pensar que la persona que los recoge una vez llega se queda en el teatro. Pero luego de dos horas de fila y de calor para recoger los boletos, en vez de entrar perfumado y con las telas lindas al teatro, entrará hecho añicos y como un harapiento. Peor aún, si fue uno de esos casos que tuvo que comprar boletos para dos distintas funciones porque no había para la misma fecha, entonces tendrá que ir en dos fechas distintas a recogerlos. Eso es una imposición onerosa al público general, máxime para los y las personas senior.

Hubo comentarios a los efectos de que la persona que comprara para diferentes días tenía no solo que ir a recoger los boletos en dos fechas distintas, sino que tenía que entrar a ver la función en cada una de esas fechas distintas. Eso fue desmentido por varios gerentes de Ticketpop. En todo momento el personal de Ticketpop indicó que las reglas venían de los productores de la obra, y buscaban evitar que hubiese acaparadores de boletos que los vendieran a sobre precio. Entonces, ¿eso quiere decir que el responsable de hacer poco eficiente un proceso de compra-venta para esa obra es el propio Lin-Manuel? A saber.

El asunto es que en el Teatro de la UPR la locura fue hacer filas de 4 a 6 horas promedio para conseguir boletos de Hamilton. Escuché a una señora mayor ya casi presta a llegar a la meta decir ‘más vale que esta obra sea algo espectacular para borrar de mi memoria todo este proceso tan mal llevado’. Otra comentó, ‘estas filas me traen un flashback del huracán María’. Lo cierto es que el proceso para obtener la presea anhelada fue un ejercicio de mucha paciencia. Dentro de toda la chifladura que fue tirarse ese maratón, es loable señalar que, en general, se mantuvo un buen comportamiento y civismo entre la multitud de personas. Quienes una vez lograban salir con boleto en mano exclamaban y suspiraban de emoción como si hubiesen obtenido el premio mayor de la loto. Lin-Manuel, Puerto Rico espera un gran espectáculo este próximo enero.