Green book, la mejor película del 2018

Cine caribe

altEn Puerto Rico, tantos los educados como los que aún están por educarse le temen a hablar de las relaciones raciales. En particular de lo negro, de la gente negra, de lo afro y afrodescendiente. Nadie es racista, pero hablar y documentar que uno es negro, es sinónimo de ostracismo, de invadir temas prohibidos, en fin de hablar de lo que nadie debe de hablar.

Percibo esa sensación en torno al debate desproporcionado que algunos entendidos, o de la comunidad de los que disciernen, cuando abordan el hablar del filme Roma (Dir. Alfonso Cuarón, México, 2018). Desde el saque se clasifica dicha película como “una obra monumental”, sin una mirada crítica sobre las relaciones raciales en un México desigual, y lleno de problemas de gobernanza (tanto en el 1970, cuando Cuarón nos cuenta una historia de su familia como hoy en el 2019).

Se habla de Roma y no se habla de por lo menos cinco películas donde se abordó el tema racial en el 2018, y las cuales todas podrían competir para el Oscar de la mejor película. Películas como Black Panther (Dir. Ryan Coogler, EE.UU., 2018), Widows (Steve McQueen, EE.UU./Reino Unido, 2018), Black K Klansman (Dir. Spike Lee, EE.UU., 2018) o Sorry to bother you (Dir. Boots Riley, EE.UU., 2018), If Beale Street could talk (Dir. Barry Jenkins, EE.UU., 2018) no se mencionan en Puerto Rico como películas que en lista tras lista de los críticos de cine, se comentan como posibles candidatas.

Solo se habla, en Puerto Rico de Roma, mientras se invisibilizan las películas antes mencionadas las cuales todas son dirigidas por hombres negros, y con temas donde lo racial es un asunto central. Pero de Roma también se invisibilizan las relaciones raciales entre la indígena empleada doméstica, llamada Cleo (Yalitza Aparicio) y sus “amos”, sus patronos. De Roma solo se habla de la estética, nunca del contenido.

Ahora bien, este coro de películas dirigidas por Afro Americanos, dialoga con una película donde el tema de lo racial es un eje central, Green Book (Dir. Peter Farelly, EE.UU., 2018). Green Book para algunos una obra de arte, para otros una película controversial por el mismo tema del racismo, es para mi un filme esencial. De su mirada ética inusual, debemos plantearnos que pese a la historia del racismo que impuso la supremacía blanca sobre el hombre y la mujer negros en los EE.UU. en general y en el sur de dicho país en particular, la película consistente con Widows, Sorry to bother you o Black K Klansman, plantea desde las mismas relaciones humanas entre negros y blancos, un futuro donde lo racial, el racismo y el racialismo no sea un factor determinante en las relaciones humanas. Ser humano, simplemente, debe ser nuestra mayor aspiración.

La diferencia de Green Book con las películas antes mencionadas, pese a que las mismas son invisibilizadas en Puerto Rico, es el dato que Peter Farelly es un hombre blanco, abordando el tema de lo racial en las relaciones entre el hombre blanco y el hombre negro. Es curioso, pero la mayor crítica a esta película, en adición a alegaciones de acoso sexual en contra de Farelly, yace en el hecho de que él es blanco. Esta crítica viene tanto de los blancos como de los negros.

De mi parte ese dato es lo menos importante de la conversación. Lo más importante es contarnos otra historia real de la década de 1960, cuando el virtuoso del piano, Dr. Don Shirley (Mahershala Ali), recorrió el duro y rudo sur norteamericano junto a un italoamericano, llamado Tony Lip (Viggo Mortesen). Una historia interesante y complicada, la cual nos recuerda que las relaciones raciales en los EE.UU. no son un asunto fácil de abordar, pero hay que hacerlo.

Es interesante, que Green Book refleja la vida como fue en el 1962, y nadie la llama “una obra maestra”. Mientras que Roma, un filme sobre las condiciones de semi esclavitud en el México de 1970, se lleva el adjetivo de ser una “obra de arte”. Ya sabe, mi prejuicio va por otra ruta, que las obras de arte no pueden tocar lo complicado de las relaciones raciales que se definen a partir del racismo en el paradigma blanco/negro. Pero lo indígena, las relaciones raciales entre los blancos y los indígenas, na… desde Bartolomé de las Casas en el 1550, “no es racismo”.

Green Book es un elocuente filme que nos dice que en el mundo profundo pre-Martin Luther King y Malcom X, había hombres y mujeres negras y blancas buscando un especio donde lo humano se pudiera expresar sin distinciones, ni racismo ni discrimen. La historia de la relación de trabajo entre el pianista y su conductor de carreteras, Shirley/Lip es un hermoso ejercicio de como debe ser la vida. Sí, la vida del ayer como la de hoy.

Contrario a Roma, pero consistente con todas las películas dirigidas por afro-americanos y afro-británicos, Green Book se impone como un homenaje a la amistad, a la tolerancia y respeto a la diversidad, pese a las adversidades de un mundo abiertamente racista y diferenciado.

Yo reconozco a Green Book y reconozco a todas la películas del 2018 dirigidas por personas afrodescendientes, las cuales - todas – intentan devolvernos un imaginario de optimismo para la humanidad. Es una apuesta importante de visión de país.

En fin, recomiendo ir a ver Green Book Posiblemente se lleve la misma sorpresa que se llevaron la mayoría de los críticos, que pensaban que era una película más de uno de los Farelly (Peter y Bobby), inmersa en la superficialidad. Pero no es así. Es un filme monumental, que ofrece una visión de mundo, a partir de las preguntas y respuestas que la humanidad hoy necesita escuchar. Por encima de todo lo que he visto en la crítica de cine local o en la de los fundís de los EE.UU., la recomiendo y siento que se lleva el Oscar de mejor película estrenada en el 2018.

Vamos. Dale. A verla sin ejercicios de comparación, por lo que es, una gran película.