encerrada
mármol sueños de alas
útero tornasol de sangre caricia
anémona del bosque mar de veneno
todas las ellas refugiadas en mí
una noria de voces que va sembrando paredes
aquí
mariposas negras descienden quimeras
como niñas con los ojos cerrados
chocan contra mí,
contra el piso y sus puertas:
pues la isla ha muerto gris mutilada
así la sombra de nuestras manos
es una melancolía de palabr(a)mar
encerradas
somos caracoles de voces penetrantes plata
desde mi claustro a mi pecho y mente
a fuerza de mentiras, crueldad de luz oscura
hemos parido tijeras de alas a la deriva:
al otro lado las sombras ciegas sin calles
vomitan balbucientes sílabas ocre desesperanza
¿cómo escapar de nosotras a otros cuerpos?
si morimos cada día multiplicándonos
mientras las murallas devoran lentamente
mi conciencia