Mamá-bebé, entrevista sobre Velos de la memoria de Iris Miranda

Crítica literaria
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altIris Miranda (1961), poeta, gestora cultural, narradora y crítica de literatura, descubre a temprana edad su pasión por la literatura. Cursa estudios universitarios de bachillerato y maestría en Estudios Hispánicos en la Universidad de Puerto Rico. Ha formado parte del quehacer cultural literario como gestora, crítica literaria, periodista cultural y representante de Puerto Rico en festivales internacionales.

Su obra creativa y de crítica ha sido publicada en antologías y revistas de literatura. Es autora de Noches de luna: embelesos y melismas (2007), Alcoba Roja (2011), Óptica del desierto y Flash Creatio (2013), Flor de luna: Moonflower (2014) poemario para niños, y Velos de la memoria (2019). Actualmente, es profesora de lengua y literatura en la Universidad Politécnica de Puerto Rico y miembro del renombrado colectivo poético, Grupo Guajana.

LP: Te conocí como una enamorada de la luna en tu primer poemario, ¿cuánto pervive de esa luna y lo cósmico en tus otras obras?

IM: Mucho. La luna es siempre la inspiración, el principio femenino, la búsqueda del misterio de lo que está por llegar a través de mis dedos: la palabra poética. A veces, es el tema de un libro o dos; otras, la misma poeta en sus expresiones líricas. Siempre, la luna, es musa y reflejo, aunque no sea siempre sobre lo bello su mensaje.

LP: Lo social y lo erótico permea parte de tu poesía inicial en Noches de luna y en Alcoba Roja, sin embargo, hay un vuelco hacia lo espiritual en Óptica del desierto y en Velos de la memoria, ¿podrías abundar sobre este tránsito?

IM: La humanidad es precisamente hija de esos componentes: eros y estructuración social. El tránsito del que hablas se da naturalmente con el paso del tiempo. La mirada del poeta pasa del reflejo de su yo al reflejo de su sociedad; y del reflejo de la sociedad a los planteamientos epistemológicos del ser mismo desde la intimidad de su espíritu hacia los males sociales y políticos. Y esto se da primeramente en Alcoba Roja, síntesis de eros y sociedad con crítica política y luego, en Óptica del desierto, desprendido o ausente del eros. En Velos… es un poco diferente.

LP: Quiero citar de Óptica del desierto unos versos que son preámbulo para mi siguiente pregunta: “Él dijo: Sea la mirada más hermosa/bajo la luz del alba/y la coloco eterna en sus frentes/los ojos de la madre/en los ojos del hijo.” ¿Cuán importante es para ti la figura de la madre en tu poesía?

IM: Luna.

LP: ¿Por qué escribir poesía de algo tan terrible como la pérdida de una madre, por qué no callárselo?

IM: Lo sé. No es la primera vez que me lo preguntan. Fue algo inevitable. Desde que me enteré de que su mente se perdería y escribí el poema Cordón roto. Siempre me decía que quería ser cremada y que arrojaran sus cenizas en el río Ganges. Yo reía de niña, pero con el golpe me dije “¿A dónde iré a llevarle flores si ni siquiera podré conservar esas cenizas?”

LP: Velos de la memoria es el canto o arrullo de la hija a la madre, ese momento íntimo de las lámparas en que una peina a la otra en comunión. Se trata de un develar letra a letra la memoria capullo. En el prólogo Rubis Marilia Camacho llama a esto “maternidad invertida”, ¿cómo se va desarrollando este leitmotiv en el poemario?

IM: Comienzo siendo la hija y ella la madre; y, termino siendo la madre de una hija grande por eso la llamo, Benjamina Botones. Y yo soy la que debe recogerla en el vientre de una crisálida.

LP: Encuentro tan íntimo esos diálogos entre hija y madre, son como conversaciones a la luz de la lámpara, ¿Cómo se surge en ti esa idea tan novedosa?

IM: Cuando alguien muere, comenzamos a recordar los momentos y las palabras vividas junto a esa persona. Mientras ella olvidaba, me olvidaba como hija, iba recordando mi niñez a su lado y algunos consejos y frases que son las que he usado para cerrar esos poemas en ocasiones; y en otras, recuerdos actuales de su proceso mental.

LP: Hay dos muertes en tu poemario la del ser social y la del ser físico al final, ¿cómo enhebras los temas de la vida que se va escapando y la muerte que acecha en Velos de la memoria?

IM: Con coraje y desprendimiento, y con deseos de evolucionar con ella respectivamente. Imagina que frente a tus ojos vaya desapareciendo tu mejor amiga, tu consejera, tu cocinera favorita, tu madre y que solo quede un cuerpo que no te reconoce.

LP: Curiosamente, tu poemario se divide en dos secciones la primera que bien podría titularse De la memoria y la segunda Velos (Coda). ¿Por qué titulaste la última sección de esta forma?

IM: Los Velos (Coda) son la síntesis de todo lo ocurrido, la ceremonia final del tránsito de su vida-muerte a su muerte-vida nueva. Los velos se me antojan como las capas de la crisálida-mortaja de la mariposa que renace para volar libre a otra vida.

LP: Ella como una mariposa es una imagen que usas en Alcoba Roja: “Baila mamá/ con su figura fina,/leve, coqueta y vibrante/cual mariposa/multicolor.” Veo en estos versos el germen.

IM: Sí. Precisamente, el primer nombre para este poemario iba a ser, Madre Mariposa, pero evolucionó a Velos de la memoria algo más poético.

LP: Esa memoria partida y fragmentada son como piezas de lego que forman una construcción. Se vuelve el poema intrahistórico.

IM: Sin lugar a dudas y sin dudas de lugar alguno. Es nuestra historia en el poema o cordón umbilical.

LP: ¿Cómo se salvan madre e hija a través de la memoria?

IM: No sé si eso ocurre, no estoy segura. No hay pretensiones, sino un gran deseo de que las cosas sean en el futuro diferentes para ella.

LP: Tu libro tiene gran valor social para los cuidadores, pero no todo el mundo lee poesía. ¿Pensarías en contar esta memoria en otro formato? Sería una buena idea sobre todo en estos tiempos donde se ha perdido la costumbre de cuidar de los envejecientes en la propia casa y ocurren cosas innombrables como matricidios, o asesinatos de envejecientes solos, para cobrar seguros.

IM: Hay algo de eso ya comenzado en una breve serie de cuentos publicados en El Post Antillano, llamados: La crianza de cuervos. Por otro lado, no sería una mala idea contarla en una novela corta, aunque como dicen por ahí, los poetas no somos buenos novelistas, sería entonces como una prosa poética. Tal vez, más adelante. Ese tipo de escritura necesita de mucho silencio que no tengo en estos momentos.

LP: ¿Qué podemos esperar de Iris Miranda en el futuro?

IM: Habrá pronto una presentación del poemario a cargo de Rubis Marilia Camacho, pero no tengo fecha todavía. Sale este año también otro poemario que honra los momentos de la familia puertorriqueña alrededor de las, “Tacitas de café”.