Así como la nostálgica melodía Adiós a Cuba, la Conferencia: “50 años de Cine Cubano: una mirada crítica” sirvió para la discusión y reflexión de la diáspora, la política y la identidad sociocultural y su influencia en la producción fílmica.
Entre la discusión y el recuento histórico, se presentaron cortos de cintas como: Memorias del Subdesarrollo, Sweet Habana, Fresa y Chocolate, Vida es silbar, Utopía e Intermezzo.
La época dorada del cine cubano de los años sesenta marcó un hito al crear la Cinemateca de Cuba, el Noticiero ICAIC Latinoamericano, y la Revista de Cine Cubano. La también llamada etapa prodigiosa del cine cubano vio nacer durante este tiempo películas como: Aventuras de Juan Quin Quin (1967), de Julio García Espinosa; Manuela (1966) y Lucía (1968), de Humberto Solás y La primera carga al machete (1969) de Manuel Octavio Gómez.
A su vez, Historias de la Revolución (1960), Las 12 sillas (1962), La muerte de un burócrata y Memorias del Subdesarrollo (1968), de Tomás Gutiérrez Alea (Titón); destacándose ésta última cinta.
“Esta es una de las películas mas clásicas del cine cubano y que abre todo lo que es la situación en el cine, la recreación del cubano, cómo se piensa a sí mismo, cómo piensa la ciudad, cómo se integra o no al nuevo proceso revolucionario; y toda esta reflexión, mantiene una cultura del cine cubano”, destacó Socarrás, quién además integra el Jurado en el Festival de Cortometrajes Cine Turabo 2012 de la Universidad del Turabo.
Dentro la generación del setenta, Socarrás establece dos diferencias: la “Generación de la esperanza cierta”, usualmente catalogada como los “artistas contemporáneos”, mientras que la “Generación de la cierta esperanza” le llama a los artistas plásticos de la primera década del siglo XXI, así como aquellos de épocas precedentes que mantienen una postura vanguardista. “Del mismo modo, artistas que emergen durante los años ochenta y noventa, una vez diluidas sus propuestas vanguardistas, pasan a hacer concesiones y a coquetear con el discurso oficial”, detalla en el espacio cibernético Estado de Sats.
Ya en los años 90, la situación económica decae reflejándose en la producción cinematográfica. Se resalta la reflexión y la realidad social, tomando como ejemplo Fresa y Chocolate (1993), Titón; Madagascar (1996) y La vida es silbar (1998), ambos de Fernando Pérez.
Actualmente la Etapa del Cine Sumergido o del Cine Independiente según Sócarras, goza de poca proyección internacional. “La política cultural del 61 ‘Dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada’ se mantiene vigente, el ICAIC continua realizando películas y es la productora del gobierno. Fuera de esa producción ICAIC, todo lo demás que se haga no se ha conocido dentro del país ni fuera porque no tiene promoción”, sostuvo.
Sin embargo, en el Festival Internacional de Cortometrajes de Puerto Rico, uno de los más importantes festivales de cortometrajes de Latinoamérica y el Caribe, se encuentran compitiendo dos películas por Cuba (Para volar Cuba/Puerto Rico y Queso de cabra). También representando a las Antillas se encuentran Republica Dominicana (The Other Side) y Puerto Rico con 22 cintas; de las cuales hoy sábado estarán cerrando: Contéstame, The innocent y Los pensamientos de Darwin, a las cinco, siete y nueve respectivamente.
Como jurado de cortometrajes éste contará con Teresa Prévidi, José Artemio Torres y George Elderd, y como jurado de guiones José Iván Santiago, Jorge González y Ramón Almodóvar.
La ceremonia de clausura y entrega de premios se llevó a cabo ayer domingo 29 de julio en el Teatro Raúl Julia, donde Para volar Dir. Nami Helfeld (Cuba-PR) obtuvo el Premio Nacional Extranjero. Mi Santa Mirada, de Álvaro Aponte obtuvo el Primer Premio Competencia de Cortometraje Categoría Nacional, mientras en la Categoría Internacional, el Primer Premio lo obtuvo The men with water fear (Rumania).