Eric Landrón, un juglar en el Siglo 21

Crítica literaria
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alt[Nota Editorial: Discurso pronunciado en la Biblioteca del Congreso, Edificio Thomas Jefferson- Cuarto de Lectura Hispana, Washington DC, como parte del primer congreso de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna Internacional, 22 de junio de 2019, por Luis Antonio Rodríguez (Laro), Canciller de Relaciones Públicas de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna Internacional- Capítulo de Nueva York. Video: https://youtu.be/3gV_afmVRv4]

Estaba en el vestíbulo de un hotel en Manhattan, cuando de pronto el poeta Eric Landrón me hace seña que fuera corriendo a su lado. Al llegar, este me pide, no sin antes presentarme a la recepcionista, que le sirviera de traductor ante la dama, que sin entender mucho lo que el poeta le decía, estaba muy sonriente. La complicación del asunto no era el acto de la traducción, como suele suceder en muchos casos donde personas tienen sus limitaciones con algún idioma y necesitan asistencia, sino que lo que el poeta me pedía era que le tradujera un poema en vivo y en directo, porque la recepcionista se lo había ganado por su simpatía en el servicio. Me tocó, dentro de mis propias limitaciones, traducir un poema hermoso, y ver así la magia de la poesía en el rostro de la oyente y agraciada. Aquí les leo un fragmento del mismo:

Para comenzar el día, me urge…

juntarnos en un beso con azúcar,

bebiendo un café sazonado con tres sobrecitos de “te quiero”.

para comenzar el día me urges tú,

para comenzar

todos los días de mi vida.

Lo que la joven chica desconocía, entre otras cosas sobre este poeta, era que ese poema, que se titula Para comenzar el día, me urge…, forma parte de los poemas que componen el libro Delirio y esperanza, publicado en el 1994, y que tenía la particularidad de haber sido una obra escrita como un movimiento para la prevención del SIDA, que como sabemos, en esa época estaba haciendo estragos.

Años antes, ya el poeta había utilizado el verso para humanizarse con el pueblo en el libro Huracanazos y Hugomanía (1989), inspirado en el impacto del Huracán Hugo y en la unidad del pueblo puertorriqueño ante este desastre natural, que marcó para siempre la historia de los huracanes en Puerto Rico. Sí, por Puerto Rico han pasado más huracanes aparte de María. Hago esta introducción del poeta, sin ni siquiera decir dónde nació, porque quiero establecer que estamos hablando de un poeta especial. Un poeta que ha sacado el verso a la calle, lo ha humanizado, lo ha llenado de besos, flores y cervezas, y encima de eso, se lo ha dado al pueblo para acurrucarlo.

Según la definición de la palabra juglar, este era una persona, predominantemente en la Edad Media, que iba de pueblo en pueblo recitando, cantando, bailando o entreteniendo a la gente. Los juglares ofrecían su espectáculo en las plazas públicas, y en ocasiones eran contratados como entretenimiento en las fiestas. Usualmente, el juglar contaba historias cotidianas, sobre todo, los sucesos importantes que más afectaban al pueblo. Y desde esa perspectiva, el poeta Eric Landrón, se ha convertido en el juglar del pueblo, denunciando a través de la poesía la importancia de la protección contra las enfermedades de transmisión sexual, la protección del medio ambiente; solidarizándose con el dolor del pueblo; rescatando el uso del piropo para alagar la belleza humana; brindándole estatus a la condición de la calvicie, como un vía crucis y una redención, entre otras cosas.

Eric Landrón, nació en San Juan, Puerto Rico en el 1953. Estudió Ciencias Sociales en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Donde también realizó cursos de maestría en la Escuela de Comunicaciones y Periodismo, y de Sociología en el Instituto de Investigaciones Sociológicas y Económicas. El poeta, ha trabajado en varias profesiones durante su vida, pero todas relacionadas a las letras y al contacto con la gente. Desde bibliotecario, periodista, oficial de prensa, coordinador de programas culturales y artísticos hasta asesor de asuntos culturales. Actualmente se dedica a ser juglar y a dar conferencias a través del humor, el arte y la tertulia amena a jóvenes y adultos en riesgo de problemas humanos que atenten contra el crecimiento espiritual y emocional, la felicidad plena y la conciencia cívica de la bondad.

En cuanto a su obra, el juglar del pueblo, como se le conoce en su tierra natal, ha publicado más de siete libros y tiene varios inéditos. Eric Landrón fue uno de los precursores de los llamados fotopoemas, o poemas como reacción a una fotografía, así como también los pintuversos y caricatuversos. Según el propio poeta, esta propuesta poética es una forma de sacar la poesía del libro como una fusion entre la imagen visual con la imagen de la palabra, entendiendo que fortalece la comunicación entre los seres humanos que cada día son más visuales a partir del invento de la television.

Quiero, de una manera breve, pasar por alguna muestra de su obra. Podemos ver en sus libros Piropazos (1991), y Poemas para aprender a cortarse las venas (1998) el rescate al romanticismo, planteando el deseo de alagar al humano a través de la poesía corta, unisex, respetuosa y en algunos casos humorística. Aquí les presento dos ejemplos de su obra:

El Biólogo

Ah el origen portentoso de la Vida…

Si

la

Anato-tuya

fuera

Anato-mía

Y nos supimos

Y nos supimos aquella noche de noche

en deuda con la vida

hace diez años.

Y nos supimos abrazados y abrazables

derramándonos miel y centellas

en nuestros cuerpos

de pecho en pecho

de ternura en ternura

de ensueño en ensueños.

Y nos supimos enroscado y enroscables

como serpientes de papel

ajenos a las mordidas

y a los venenos ajenos

con la posibilidad de ser niño y niña,

nuevamente

vencedores de los años

y de las desilusiones

¡Vencedores!

Y nos supimos aquella noche de noche

en deuda con la vida

hace diez años

que son más de cinco los sentidos

para tú y yo,

sentibles sentirnos

Viajar por la obra de Eric Landrón es viajar por la vida misma. Su poesía tiene el amor del enamorado, así como el sudor, la sangre y el sufrimiento de la gente. En las propias palabras del poeta: “La poesía, y todo arte, es imprescindible en este momento deshumanizante. Somos los nuevos chamanes de este mundo, los sanadores del alma. Somos los profetas. Estamos ahora, como los antiguos, capturando los bisontes en estos nuevos tiempos en los que se padece de mucha enfermedad mental. La felicidad está vinculada a las cosas sencillas de la vida. A los pequeños actos de amor que podemos ofrecer en la vida. El cerebro activa la misma parte cuando uno tiene hambre y cuando uno hace el bien. Es decir, que hacer el bien es una necesidad biológica. Pero lo que pasa es que esta sociedad es contra natura, ha hecho del egoísmo una virtud, de la avaricia una visión de vida, de la competencia una vivencia y de la euforia la felicidad. La sociedad tiene los cuatro jinetes del apocalipsis para su destrucción”. El poeta plantea, además, que estamos entrando en una época de románticos en siglos equivocados, como podemos ver en el siguiente fragmento:

Por cuanto ser romántico en el siglo 21

se ha convertido e invertido

en una especie en peligro de extinción…

Por tanto, resuélvase por esta Asamblea

de inconformistas silvestres

y de criaturas amadoras o despechantes,

reafirmar, contra viento, marea

y otros cataclismos íntimos y plurales,

de que somos, obstinadamente, somos

Románticos en un Siglo Equivocado.

Su voz de juglar humorístico se puede apreciar en mucha de su obra, principalmente en el libro Vía Crucis y redención del calvo (2006), cuyo prólogo fue escrito por Antonio Skármeta, podemos ver que aquí, el juglar motiva a los calvos a crear sus propios testamentos:

Testamento de un calvo orgulloso (fragmento)

Lústrenla

con orgullo,

alcurnia,

honor

y parsimonia,

“que más vale

calvo conocido

que un pelú

por conocer,

que más sabe

un viejo por calvo

que un diablo

por viejo y cuernú…”

Su poesía también se transforma en una voz seria y solidaria, como cuando ocurrió la tragedia de la explosión en el sector Río Piedras del pueblo de San Juan, donde murieron decenas de personas por la negligencia de una compañía de gas, o su grito en defensa del medio ambiente, o su dolor por las víctimas del terremoto de Haití. Sin embargo, donde este juglar del pueblo ha alzado más alta su voz ha sido para declarar la situación sociopolítica de Puerto Rico. Llegando hasta ser perseguido políticamente por el Estado como consecuencia de su defensa por la patria en contra de la situación colonial de la isla. Podemos sentir esa voz de pueblo en el poema No me rendiré, escrito en homenaje a los presos políticos, publicado en el libro En pie de lucha y canto (1999), y con esto termino mi participación, presentándoles a ustedes el corazón, la voz, el verso, de un juglar puertorriqueño en pleno siglo 21…

No me rendiré, Boricua, no me rendiré,

aunque el viento se deshilache en jirones de vacíos,

aunque al pájaro, a nuestro pájaro,

le estropeen el canto, el vuelo y el pico,

aunque la mar, nuestra mar

se deshaga en agua y sal,

no me rendiré Boricua, no me rendiré,

aunque el mundo florezca de espinas y bandidos,

aunque el horizonte de nuestro destino

extravíe su camino en un descuido,

aunque declaren a la esperanza delincuente en fuga.

No me rendiré, Boricua, no me rendiré,

aunque me golpeen con sarna, sorna y saña,

aunque el día se depile tras el olvido,

aunque la muerte amiga asalte como enemiga

a mi corazón en este instante de instantes,

¡No me rendiré, Boricua, no me rendiré,

No me rendiré, Boricua, no me rendiré,

no me rendiré Latinoamérica, ni porque me rinda...!