Mucho se habla de la crisis económica, y sobre todo que necesitamos inversiones externas que nos ayuden a sustentar una mejor economía. En particular, se piensa en el capital corporativo como fuente primaria de participación en lo social. Es decir, pensamos antes que nada en una inversión multimillonaria, que cree muchos empleos directos y otros indirectos, y que deje ya sea de forma directa o a través de contribuciones, una fuerte aportación en liquidez monetaria a la economía local. Pero me temo, que ya ese tipo de capital no está tan disponible. En realidad, lo que tenemos es múltiples tipos de capitales que coinciden de una forma u otra y nos permiten vivir con cierta dignidad y expectativa de vida.
Entonces, tomando el caso de las llamadas “Cholitas”, mujeres aimaras de tradición matriarcal, que se visten de forma peculiar, reproduciendo una vieja estética de la era colonial, se ha comprobado que las mismas en la economía informal aportan a una diversidad de factores que son de importancia para el conjunto social. En particular, las mismas aportan para su reproducción en la economía informal; cubriendo el componente de la alimentación de ellas y su entorno familiar; y tercero, son posiblemente las más activistas en la formulación de un país plurinacional y diverso.
En esta medida, hay que pensar que podemos aportar todos y todas al conjunto social. No todo es inversión de capital y la creación de empleos directos. El bienestar colectivo, es un indicador importante que un modelo alterno de economía solidaria, puede promover y sustentar.