Poeta cubana en Charleston: Susannah Rodríguez Drissi

Política

Image result for Charleston: Susannah Rodríguez Drissi(San Juan, 10:00 a.m.) La hermosa y cálida ciudad de Charleston (“Holy City”), mi nuevo San Germán de Puerto Rico (la nueva Salamanca, Ciudad de las lomas, Ciudad fundadora de pueblos), o mi Metuchen de New Jersey (el Brainy Borough), es ícono de una ciudad esforzada por reinventarse creativamente, valorando, incorporando, reinterpretando, aminorando cómo puede un rico pasado histórico de prosperidad, que por su subordinación a una economía esclavista, coexiste con un legado de problemas de desigualdad y falta de representación visibles en su desempeño político, social, laboral y empresarial.

Y si Charleston alcanzó fama por la importancia de su puerto, sus famosas plantaciones de arroz, de té, algodón, añil, jardines románticos, su rol durante la guerra civil y por el desastroso terremoto de 1886 que casi destruye la ciudad, hace más de tres décadas ha consolidado su prestigio como destino turístico y meca cultural.

Antes de que Filadelfia y Nueva York se convirtieran en importantes centros teatrales en el siglo XVIII, en Charleston se establece en 1736 el Dock Street Theater, siguiendo las pioneras fundaciones teatrales de Williamsburg (1716) y Nueva York (1732). No es pues extraño que el teatro figure entre las principales ofertas que obsequia la ciudad a sus residentes y visitantes. A la programación permanente representada por el famoso Spoleto Festival, los festivales anuales de cine italiano y francés, se suman una impresionante lista de actividades en museos, galerías, cines, bibliotecas, salas de concierto y danza, centros comunitarios y de arte, escuelas y universidades, que convierten la ciudad de Charleston en una sede cultural vigorosa, vibrante, ricamente diversa e innovadora.

Durante los meses de octubre y noviembre de 2019 la ciudad se engalanó con la celebración de su tercer Festival Literario en el que participaron escritores de la talla de Joyce Carol Oates, Deborah Eisenberg, Jil Abramson, Lionel Shriver, Nana Kwana Adjer-Brenyah, entre otros. La presencia cultural hispana tampoco estuvo ausente. En octubre la importante organización ART POT presentó por primera vez al público local la voz y música de la cantante y compositora cubana Yusa y en noviembre, para conmemorar la fundación del Prado, el Colegio de Charleston ofreció una charla magistral sobre Goya, mientras el Terrace Theater exhibía en su cartelera la última película de Pedro Almodóvar, Dolor y gloria. El Programa de Estudios Latinoamericanos y del Caribe, a cargo de la Dra. Nadia D. Avendano del College of Charleston, nos sorprendió favorablemente con la coordinación de dos actividades que complementaron el amplio panorama literario ofertado en la ciudad: un recital y una conferencia sobre la presencia árabe e islámica en la literatura cubana, ambas por la poeta, dramaturga, traductora y profesora de escritura creativa en UCLA, la doctora cubana, Susannah Rodríguez Drissi.

Susannah Rodríguez Drissi, talentosa escritora, cuenta con una laboriosa e importante trayectoria literaria, cuyos textos se han recopilado en antologías como en In Season-Stories of Discovery, Loss, Home, and Places in Between y en revistas como en Los Ángeles Review of Books, Literal Magazine, Acentos Review, Saw Palm, SXSalon. Ha escrito una novela, Until We’re Fish (finalista en el Premio de Ficción Histórica Tuscarora 2018) y trabaja en otra titulada Letters from Camus. En el año 2019 publicó en edición bilingue su breve obra de teatro, Rey y Atenea, representada en Hollywood. Floricanto Press de California se ha encargado de una cuidadosa impresión de su poemario, The Latin Poet’s Guide to the Cosmos, texto que, dentro de la producción latina en los Estados Unidos, signa nuevos recorridos poéticos que invitan al diálogo.

La magnífica declamación de algunos de los veintiséis poemas que componen este libro, con el acompañamiento de músicos profesionales del College of Charleston (uno de percusión y otro, del bajo), que improvisaron ritmos y cadencias referenciales a la geografía musical del Caribe, resultó placentera, seductora, a veces provocando risas, y otras, aplausos, a pesar de la total falta de comprensión literal del significado de cada uno de los poemas. Ni los poemas eran en inglés, como podría deducirse del título del poemario, ni en español. Aun así cautivaban y agradaban por la sonoridad, ritmos, algunas estratégicas asociaciones y vocablos que parecían guiarnos o despistarnos. En el fondo, estábamos ante una fluida creación poética cuyo andamiaje lexicográfico remitía a un idioma inventado pero cimentado en la confluencia del latín, sus lenguas vernaculares, el italiano, el español, y francés, con alguna que otra variante, por ejemplo, del árabe. Su recitación, por un lado, nos transmitía cierta familiaridad, y por otro, nos envolvía en una atmósfera de extrañeza y perplejidad.

La declaración del teórico francés Jean-Francois Lyotard de que la “la importancia de un texto no es su significación, lo que quiere decir, sino lo que hace y hace hacer” resulta relevante para calibrar la importancia de este excelente malabarismo poético, que irrumpe como fenómeno inesperado e inusitado dentro de la amplia, diversa y compleja producción literaria latino/hispana en los Estados Unidos.

Tanto el título, The Latin Poet’s Guide to the Cosmos (Floricanto Press, 2019), como la organización estructural de los poemas, delatan su cuidadosa e inteligente composición, concebida y compuesta conscientemente para instalarse como un artefacto poético novedoso, sorpresivo y retante no solo por la extrañeza lingüística y retórica sino por la invitación a sumergirnos en un viaje de exploración. Capta experiencias sensoriales y vivenciales, viejas y nuevas, presentes en la búsqueda y traslación de la condición humana, siempre en peregrinación, íntima, personal o migratoria. El título, de primera intención, se instala dentro de una tradición literaria. Postula y centraliza la figura del poeta latino como eje guía del cosmos. El poeta latino, referente que evoca el pasado clásico greco-latino, remite también a las consideraciones contemporáneas sobre el tema de las latinidades. Suponemos que es el que nos va a orientar, encaminar, señalar el deambular o las rutas o modos de inscribirse o sobrevivir en el universo, enunciando su manual. Sin embargo, al comenzar la lectura, nos asalta primero una sorpresa y la duda sobre la autenticidad del título o su despiste del título, que se problematiza con una cita de Borges de “La Biblioteca de Babel” que dice “Tú que me lees, ¿estás seguro de entender mi lenguaje?”. El primer poema, una página titular, es una trampa burlona e irónica que signa la discontinuidad entre la autorización clásica que representa el poeta latino y el comienzo de algo totalmente asimétrico e inesperado. El nuevo título “Tabernáculo di stanzas” se subtitula “Esorcitorio de longina trakia” y su autor, Luciao di Salti Banqui, un irreverente titiritero, un común acróbata, gracioso, sensual o serio cuya memoria, como un nuevo odiseo, “cual vagabondo a la galaxia,” lo mismo capta imágenes, sensaciones, sentimientos ( de independencia, disidencia, abandono, soledad ), donde se mezclan expresiones escatológicas, personajes ficticios (Capitani Escalante, maestro di tuna y di Tona, Cuca, la coshturera) con literarios ( Lorca, Mariano Brull, a quien le rinde tributo en un poema) y se detiene en la presencia del mar, vida y muerte, hasta llegar a Inglewood, California y cuestionar el triste destino del marido mejicano de una Mayda, porque al fin y al cabo, todos somos viajeros en este cosmos.

Incursionar esta guía es pues una invitación a internarse en un experimento poético, centrado en la imbricación de vocablos prestadas de diversas lenguas, muchos inventados y conectados para dar expresividad, sonoridad y cadencia a esas experiencias de exploración por y dentro del universo y de la poesía. La aparente radicalización de esta poética de la errancia, que emana de esa creación de aglutinaciones verbales procedentes de diversas lenguas o inventadas, no es nueva. Se ampara en una importante y larga tradición europea e hispanoamericana vanguardista, que en Cuba culmina con la jitanjáfora de Mariano Brull o en Chile, con el creacionismo de Vicente Huidobro para solo recordar a dos. Sin embargo, Rodríguez Drissi va mucho más lejos. Normaliza poética, humorística y magníficamente el cambio de códigos, inventándose una lengua híbrida, proveniente principalmente del latín y lenguas romances, engendrando a su vez una inagotable pluralidad de reacciones y lecturas y contribuyendo decisivamente al diverso mosaico de la poesía hispano/latina en los Estados Unidos.