Despedir enero 2020 o aprender a vivir con una nueva realidad

Caribe Hoy

altEl 31 de enero de 2020, muchos en el norte de la isla celebraron como si fuese un fin de año. Hubo actividades en la Placita de Santurce y otros lugares donde las personas se reunieron para despedir lo que ha sido un mes fuertísimo. Se tiraron fuegos artificiales y se dio la bienvenida a mejores tiempos.

Es interesante pensar que tenemos el poder para, con meras celebraciones, crear nuevas ilusiones de vida y un nuevo país. Sin embargo, la realidad no es así.

El año pasado culminó el 31 de diciembre de 2019, y desde días antes de terminar en el sur de la Isla la tierra temblaba. Pero no fue sino entrando el mes enero 2020, cuando el 6 de enero, el Día de Reyes, nos sacudió un terremoto de magnitud 5.8; y el 7 de enero, luego del Día de Reyes, a las 4:24 a.m., despertamos azorados por otro terremoto de magnitud 6.4 que se sintió en todo la Isla. Ese despertar nos obliga a hacernos conscientes de que la tierra y la naturaleza son soberanas. Nosotros como habitantes de esta Isla y del planeta Tierra, tenemos la obligación de cuidarlas. La Madre Tierra ruge, está en ira. El calentamiento global es una realidad. Tenemos que tomar medidas drásticas para proteger el plantea, la Isla, nuestro entorno, y poder continuar conviviendo con la naturaleza en armonía.

Desde hace años, tanto el geomorfólogo Jose Molinelli Freytes así como la Red Sísmica de Puerto Rico de la UPR Mayagüez, han venido advirtiendo que la Isla está ubicada alrededor de un sinnúmero de fallas al igual que todo el Caribe y que debíamos estar preparado para un terremotos y tsunamis. A ellos se les ha acusado de alarmistas y profetas del desastre. Pero “no hay más sordo que aquel que no quiere oír ni más ciego que aquel que no quiere ver”, dice el dicho. Los eventos de enero 2020, no son los más grandes ni los más retantes que tendremos que afrontar.

El mes de enero de 2020, aunque fuerte, fuertísimo, nos da la oportunidad de finalmente tomar acción para prepararnos para un terremoto mayor. El mes de enero 2020, nos dejó ver que el gobierno - a pesar que quiere proyectar algo diferente - no está preparado, ni tiene planes de contingencias para afrontar desastres naturales mayores. El mes de enero 2020, nos descubre que a pesar de lo que se debió aprender a raíz del huracán María, sobre respuestas rápidas y eficientes en casos de emergencias naturales, ni el gobierno central ni los gobiernos municipales saben que hacer, y que solo siguen politiqueando y arriesgando la vida del pueblo. El mes de enero 2020, nos reafirmó que son las organizaciones de base comunitaria y el pueblo mismo, quienes unidos, hacen la diferencia en situaciones catastróficas.

Los gobernantes tienen un deber y una obligación hacia el pueblo que hay que exigirles. Parte de esa obligación requiere que se tengan planes de emergencia que sean ejecutables, y que se instruya a la población sobre ellos. Se deben hacer ejercicios de simulación de desalojo particularizado para cada comunidad, sector, municipio o pueblo. Se deben identificar recursos (y no solo gubernamentales) en cada lugar, que puedan dirigir desalojos o primeras respuestas de formas coherentes para sus comunidades tan pronto haya una emergencia.

Enero 2020 nos da una nueva oportunidad para organizar todo el desorden que tenemos tanto como país como a nivel personal. Enero 2020 nos da la oportunidad de acordarnos que somos frágiles, y que en un abrir y cerrar de ojos podemos perder lo más querido. De modo, que en vez de despedir a enero 2020, y pensar que lo peor ya pasó, debemos agradecer que este principio de año ha sido el campanazo de advertencia al pueblo de Puerto Rico. Tenemos que estar preparados eventos atmosféricos mayores, incluyendo un terremoto mayor. También enero 2020, nos da la oportunidad de abrir los ojos para que llegado noviembre 2020, pasemos factura a todos los políticos y gobernantes que han estado jugando con la salud mental, física y económica del país. Enero 2020 nos obliga a aprender a vivir con una nueva realidad. En fin, enero 2020 es un presagio para todo aquel que no se pase por sordo ni ciego.