Wale y Lala celebran boda en la Calle Resistencia

Zona Ambiente
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

altEra viernes. Estábamos en libros AC, Santurce, recibiendo un reconocimiento, y Wale (Waleska Semidey), uno de los compas reconocidos por su solidaridad y compromiso comunitario, nos dice que se casa en la Calle Resistencia, el domingo, a las 2:22 de la tarde, y que estamos todxs invitadxs.

Tomo nota a toda prisa. Corroboro los datos con Julio García Rosado, sentado a mi lado que me dicta lo mismo que había oído de Wale, que se casa el domingo, o lo que es lo mismo que oír que Lala González Rodríguez se nos casa por amor con Wale, y que serán Lala y Wale, Wale y Lala, maridx y mujer, una misma vida en el amor.

Significa, pues, que he de tener que integrar a mi agenda del domingo otra visita a la Calle Resistencia, como le conocemos desde que este país que todxs ocupamos y por el que todxs nos ocupamos por reconstruir desde las cenizas, decidimos ponerle el nombre que mejor nos va, que mejor nos viene a la resistencia. En esa agenda, llama Daniel [Nina], para decirme que vaya, que no llega, que llegue cuando ya yo voy bajando, voy llegando, tú vives como yo vivo vacilando. Llegó, y el primero que esta es Wale, y entre otrxs, Tito de Jesús, repartiendo flores para ti, otra para ti, una para todxs. Veo rostros conocidos, de gente de la buena, como la escritora y poeta Ana María Fuster Lavín y su hijo, ya nada de nene, y entre otrxs, Mariana Nogales Molinelli. Es el país que me ocupa, el que nos ocupa y ocupa la resistencia desde su propia calle.

Allí, dando órdenes también anda el Pastor Pablo Navarro, fundador de la Comunidad Cristo Sanador de la Iglesia Comunitaria Metropolitana. Va llegando poco a poco más gente que se junta para celebrar junto a Wale y Lala su boda. Llegan, llegamos a atestiguar una unión de la que todxs queríamos ser más que testigos, partícipes de un junte de dos seres que de ahora en adelante serán como el 2 de febrero, o dos de dos, cada una desde su particularidad, sin dejar de ser Wale y Lala, una para dos, dos para una. Y de a poco, llega la novia, danzando, Lala, danza que te danza, junto a una comparsa, entre las que logró divisar a la querida poeta-hereje, Mairym Cruz Bernal. Acto seguido, Pablo nos dice que estamos allí para contemplar un acto de amor, de compromiso y de desafío en la Catedral secular de este pueblo, la esquina de la resistencia. No se equivoca.

Pablo nos convida, les convida también a participar del acto a les novies. Pregunta a Wale y Lala si lo hacen consciente, a conciencia de la que hacen un matrimonio libre y voluntariamente, lo que confirman ante todx sus testigos, la resistencia. Les toma entonces los votos, no sin antes reconocer la tradición a la que pertenece Lala, una de aquellas mujeres de las que se quitan los zapatos, que se quedan descalzas, porque quieren sentir la vibración de la tierra, quieren ser parte de esta tierra y de esta gente, de este país al que ellas consideran su patria. Lala es poeta, y le ha escrito un poema a Wale, que se lo recita y en el que le dice que será suya, contra todas las normas sociales, será esa mujer suya, y que sólo a ella le compete la decisión de serlo, y que sí, lo será. Wale le corresponde con un tú, y tú, nadie más que tú me has enseñado a amar otra vez, y le promete que será el mejor esposo de su vida. Con lágrimas en mis ojos sé que lo será, sabemos que lo será, Dios de por medio mediará para que sea así, vida en el amor.

Acto seguido, desde la Catedral de la patria, Wale y Lala se tomaron como esposxs, se expresan un que tú eres mío que les sale de adentro, y se prometieron que se acompañarán en la agenda de vida, libertad y justicia que ambas encarnan desde la Catedral que se constituye desde la resistencia. La ceremonia cerró con el poema “Te quiero”, de Mario Benedetti, y al son de bomba en la Calle Resistencia, desde el templo de la resistencia que tiene calle de afirmación, de lucha. Ese es el otro país que se forja desde la calle, el otro país que queremos y tenemos derecho a tener. Acostúmbrense. ¡Que vivan les novies!