Semana Santa [vida y fertilidad] en la tradición Orisha

Política

alt(San Juan, 9:00 a.m.) La Pascua es una celebración de la vida, es el retorno del hemisferio norte a la fertilidad de la primavera. Es una fiesta cuyos orígenes se pierden en el tiempo, pero que está íntimamente asociada a la perpetuidad del homo sapiens.

La Pascua ocurre con la llegada de la primera luna llena luego del equinoccio de primavera. El cristianismo celebra toda una semana santa cuyas festividades principales son el sacrificio del Cristo el Viernes Santo y su resurrección el domingo. Cuando nos distanciamos de las creencias cristianas y nos adentramos dentro del simbolismo de la festividad nos percatamos de que la celebración ha aglutinado diferentes mitos religiosos, principalmente las creencias greco-romanas y judías.

El mito pascual greco-romano es la historia de Perséfone (Proserpina en Roma), hija de Zeus (Júpiter) y la diosa Deméter (Ceres) que fue raptada por Hades (Plutón), dios del infierno y hermano de ambos padres. La desaparición de Perséfone sumió a su madre en un inmenso dolor. Deméter le pidió a Zeus que rescatara a su hija de las garras de Hades. El dolor de Ceres sumió a la tierra en el frío del invierno, hizo improductivo los campos y estériles a las hembras. Zeus fue al rescate de su hija, pero ella había comido unos granos de granada en el infierno lo que la ató a pasar seis meses junto a Hades y seis junto a su madre. El regreso de la hija era celebrado por la madre bendiciendo la tierra, los campos florecían y la vida se multiplicaba.

Empero, la celebración más conocida para nosotros es la Pascua judía. Esta festividad es un recordatorio de que Dios libró al pueblo israelita del ángel de la muerte en Egipto y los condujo a una tierra que manaba leche y miel. La fiesta pascual judía celebra la liberación de la esclavitud y de la muerte para tener un renacimiento glorioso. En concordancia con el Nuevo Testamento, la muerte de Jesucristo ocurrió durante la festividad de la Pascua judía.

Los ritos de fertilidad asociados a la primavera estaban muy arraigados en los pueblos antiguos. Los rituales para asegurar la reproducción y la perpetuidad de la especie humana eran de suma importancia ya que la muerte infantil era muy común.

El cristianismo se apropió de la Pascua judía, la aderezó con el viaje al infierno de Perséfone y la convirtió en la celebración de la muerte y resurrección del Cristo, el cordero pascual, ofrenda de sacrificio que vencía a la muerte al tercer día. Con la resurrección retornaba la esperanza de que la vida siempre vencerá a la muerte. El frío y malévolo invierno pasa y los días cálidos y florecidos retornan en el ciclo que perpetúa la vida.

Los símbolos pascuales utilizados por el cristianismo, el huevo, el conejo y el lirio (flor de lis) son herencia de los antiguos rituales. El huevo es el símbolo de la vida, el conejo de la fertilidad y el lirio representa la pureza de cuerpo y alma.

Para los creyentes de las religiones africanas cubanas, forjadas por el sincretismo de las deidades de los panteones yoruba y regla conga con los santos católicos, la Semana Santa adquirió un inmenso valor religioso. No piense usted que el fervor por la celebración está asociada a la muerte y resurrección de Jesucristo, sino porque les ofrecía un periodo donde llevar a cabo sus prácticas sin ser perseguidos.

Para los creyentes la Semana Santa es una celebración de la vida y la fertilidad. Es el momento de pedirle a Oshún, orisha (deidad) del amor y la prosperidad, para que nuestros planes sean bendecidos con el éxito. Es el momento idóneo para comenzar nuevos proyectos.

Debo aclarar que muchos seguidores de la regla de Ifá con fuertes creencias cristianas cubren a sus orishas durante la semana como si estos estuvieran de luto, pero esto fue una costumbre adoptada para engañar a las autoridades cubanas. Algo similar hacen los espiritistas que ponen sus bóvedas de vasos boca abajo, así como los paleros tienen sus rituales. Los orishas no tienen que ser cubiertos, pero es una opción del creyente que comparte su religiosidad con el catolicismo.

El Viernes Santo por otro lado tiene un profundo significado para los santeros. Su importancia está íntimamente relacionada con las penurias de la esclavitud. Los esclavos tenían pocos días de asueto, trabajaban seis días a la semana, libraban los domingos. Tenían pocos días feriados, Año Nuevo, Navidad, Viernes Santo y alguna que otra festividad religiosa católica. La flexibilidad que el viernes ofrecía le permitía a los babalawos (sacerdotes) buscar las yerbas que necesitaban para sus pócimas, preparar los amuletos y hacer trabajos mágicos especiales.

En la religión yoruba el viernes es el día consagrado a Obba, Yewa y Oyá. Las tres son deidades asociadas al cementerio y a la guerra. Obba, representa el amor reprimido y el sacrificio por el ser que uno ama, el sufrimiento y simboliza la fidelidad conyugal. Está relacionada a los lagos y las lagunas. Junto con Oyá y Yewá habita en los cementerios y representan a guerreras temerarias. Obba custodia las tumbas.

Yewá o Yegguá representa la soledad, la contención de los sentimientos, la castidad femenina, la virginidad y la esterilidad. Es la dueña de la sepultura, está entre las tumbas y los muertos y vive dentro del féretro que está en el sepulcro.

Oyá es la diosa de las tempestades y de las tormentas, pertenece a lo que se denomina el panteón yoruba, gobierna las energías junto a su esposo Shangó, es uno de pocos orishas que puede dominar a los Eggunes (difuntos), es dueña de la puerta de los cementerios y domina los cuatro vientos.

El Viernes Santo es un día como cualquier otro. Empero se asocia con la magia por muchos seguidores de las creencias de Ifá, no por ser el día de la muerte del Cristo, sino por las diosas y el cementerio. Muchos utilizan este día para hacer trabajos para causar males a otros porque asumen erróneamente que Olofin (manifestación del dios supremo Olodumare) se oculta y los hombres están a su suerte.

La Semana Santa es una tradición católica, que adoptó ritos milenarios. Es en realidad la celebración de la fertilidad, la prosperidad y la vida. Es una gran oportunidad para transformarnos, organizar nuestros planes y con la bendición de Oshún iniciar una vida prospera y exitosa.