¿Cuándo volveremos [si volvemos] a la normalidad en Puerto Rico?

Economia Solidaria

alt(San Juan, 10:00 a.m.) No se puede volver al fracaso, al ecocidio, al desmantelamiento del Estado. Los nuevos pregoneros del regreso a la normalidad piden calma y sosiego en tiempos de pandemia. Todo pasa sentencia el sagaz político. Todo se normalizará dicen los voceros del mercado. La actual parálisis de la estructura de nuestras sociedades es uno de los efectos de la paulatina y constante voracidad de los grandes grupos de poder. Han sido años de saqueo, discriminación, destrucción de la naturaleza, incremento de la precariedad laboral, abandono de la atención médica por parte del Estado y lo que llaman “externalidad negativa”; que se compone del lumpen, grupos desechables, indocumentados y viejos inservibles. El Covid-19 es un subproducto de esta demoledora maquinaria del neoliberalismo.

Puerto Rico está en la vorágine de su incapacidad colonial y la inminente necesidad de salvar vidas. El cuadro es preocupante. La debilidad institucional sumada a una élite política corrupta nos tiene con bandera roja. Como en los pasados eventos catastróficos (Huracán María y los sismos de la costa sur) el pueblo, la clase médica comprometida y sus componentes, las autoridades municipales, el voluntariado y organizaciones de activismo social serán los grandes protagonistas para afrontar esta crisis.

Todo pasa dicen los monarcas del capitalismo financiero. El Dow Jones sube a pesar de que se ha rebasado la cantidad de 20,000 fallecidos en Estados Unidos. ¡Esto es la lógica bursátil de la esquizofrenia! Qué sucede en este escenario morboso donde se mezcla la insensibilidad de un magnate de Las Vegas, como Donald Trump, con lo más bajo de la mentalidad perversa de los especuladores. Equipo médico a sobreprecio, chantaje a otras naciones para arrebatarle respiradores y mascarillas. Las crisis paren canallas y héroes a un mismo tiempo.

La nueva normalidad tiene que venir con el desarrollo sustentable, con una nueva valoración del ser humano en su ética comunitaria. Tiene que ser acompañada con un reordenamiento, valorativamente superior, entre la sociedad y el Estado. La salud de los pueblos no puede ser secuestrada por los lobbies del imperio de las farmacéuticas. Luego que pase la tragedia global del planeta; vendrán los mismos que nos vendieron la parafernalia de la muerte. Volverán las prácticas excluyentes y rapaces a reconfigurar su hábitat de poder.

El nuevo orden tiene que ser convocado por nuevos actores que rescaten del abandono las protecciones socioeconómicas de los pobres y marginados, la cobertura universal de la salud pública y el papel central de la institucionalidad estatal en asuntos vitales de la sociedad. No se puede dejar en manos de la tecnocracia empresarial el desempeño de la vida humana. Se ha probado, en este drama viral que estamos viviendo, que prima la ganancia deshumanizante por encima del bien común.

No sabemos si una vez más se rescatará, con el colapso que se avecina, a la banca internacional y a las grandes fortunas del planeta. En Puerto Rico tenemos que apostar por la vida del pueblo y por los intereses de la patria. Ese es el mandato.