(San Juan, 9:00 a.m.) En medio de la pandemia del coronavirus que más resuena es "renuncia". Se ha puesto de moda, algo así como un revocatorio popular, para terminar con personas que a juicio de unos y no de otros, deben de terminar alguna gestión en el quehacer público. Lo interesante es que lo reclaman tantos los sectores de la derecha como los de la izquierda. Toda persona que me provoque inconformidad, se le solicita la renuncia.
La pregunta que nos debemos de hacer, es si en la gobernanza que se requiere, desde la vida democrática, el exigir continuamente la renuncia, se convierte en una actividad política. Se trata de un acto de protesta. Siendo eso así, la gente pide la renuncia continuamente como forma de garantizar un mejor gobierno o forma de vida, mientras algunas pasan otras no, pero no se alcanza una forma de mejor gobierno.
Ese es el problema, que la renuncia no garantiza para nada un mejor gobierno. Nos deja en la misma posición a todos y todas, en cuanto a prácticas de corrupción, en cuanto a mala administración pública, y más que nada, en cuanto a nuestro entendido de una vida mas democrática.
Hay otro asunto que me parece de vital importancia. Mientras todo esto pasa, nadie le reclama a nadie en el sector privado, renuncia. Por ejemplo, a los periodistas de las cadenas de televisión privada o de los servicios de prensa privado, nadie les reclama que renuncie ante su pobre servicio de informar correctamente. Eso es lo curioso, es un ataque únicamente, contra el servicio público. Pensemos.