Nicanor tocando su tambor

Creativo

altEstoy paseando, con mi amigo Apiano, el Parque del Retiro, en Madrid y ya, en el Estanque Grande, frente al monumento al rey “Pacificador” Alfonso doce, cuyo caballo tiene menos huevos que el Caballo de Esparteros, vemos chinos y chinas que te ofrecen servicios de masaje con “Tiger Balm” Bálsamo de Tigre; otras cuantas mujeres te echan las cartas ofreciéndote un plan sexual; otros, señores o mujeres de otros puestos, te ofrecen pipas, aceitunas chicles y caramelos y, otros, “Chochos frescos”, altramuces.

Pero, quien más nos llamó la atención fue un señor que soplaba un garapito sujetado con una mano, unido a un muñeco que tocaba el tambor con un palillo en cada mano, tirando, por debajo de sus pies, de un cordel con la otra mano; muñeco al que llamaba: “Nicanor Tocando su Tambor”.

El tal muñeco “Nicanor” estaba de moda y le podías encontrar, también, en el Rastro madrileño, en la plaza de Cascorro, en el viejo Madrid castizo.

Este señor nos hacía mucha gracia, pues, cuando dejaba de tocar el tambor junto con el garapito, callaba y, haciendo tocar a “Nicanor” los palillos sobre el tambor tirando de la cuerda, cantaba:

“Chinito tú, chinito yo

Trump, Trump

Chinito del Culo, Chinito de amol

Trump, Trump”.

Lo que hacía cantar a los críos, que saltaban y brincaban de alegría:

“De la parte de China

Nos viene un Virus

Ay que malo e insano

Ay que hijo puta”.

Una madre que llevaba un niño en brazos sonreía, mientras el niño alargaba la mano deseando coger el muñeco. Otros, más mayorcitos, le decían a la chacha:

-Compramos uno, que nuestra madre te ha dado dinero.

Una vez comprado el muñeco, los chicos y chicas abrían una larga procesión y, con toda su fuerza, cantaban el “Chinito tú, chinito yo”, lo que hacía sonreír, y mucho, a toda la gente que en ese instante nos encontrábamos en el parque.

Mi amigo, y yo, nos compramos uno. Para nosotros, este momento era la fiesta de “Nicanor tocando su tambor”, que debiera servir para la historia universal del entretenimiento humano. Y más hoy, que hemos perdido el rumbo y la estrella de marear.

Ante de salir del parque, y marchar hacia las Puertas de Alcalá, mi amigo me comentó:

-Voto a tal, Sileno, que yo estoy seguro que el Influenzavirus, o Gripe asiática, el GB o Sarín, y el Covid19 – Coronavirus, todos tres salieron de culos chinos, y todo lo que nos cuenta el entendimiento humano global no es más que un cuento chino de bellacos para bellacos incrédulos o ilusos.

-Estoy contigo, Apiano. Aunque el recuento de muertes, todas ellas metidas en el mismo saco del Covid19, no son un cuento; la verdad de sus verdaderas muertes no ha sido confirmada. Todo en nuestra vida se hace y se ha hecho por majaderos para engañar a bobos de baba y echárselo en cara.

-Para mí, dices verdad, Sileno.