Me siento más que orgulloso de venir de una región del mundo llamada Caribe. Conformada por negros, esclavos, libertos y cimarrones, como a su vez por poblaciones indígenas como europeos, en estos juegos olímpicos demostramos que a pesar de las dimensiones geográficas y poblacionales, es mucho lo que se puede aportar. Ejemplos son Jamaica y Cuba, ambos países entraron en las primeras 20 posiciones del medallero olímpico. Ahora bien, ¿cómo le va a los atletas, pueden vivir de su deseo por hacer deporte?
Pero, tal vez más mi estilo, Jaime Espinal y Franklin Gómez, vienen de un humilde club deportivo en la región de Río Piedras en Puerto Rico, donde todo indica que con mucho esfuerzo, se instituyó el Club Esparta. Un club especializado en Puerto Rico para el desarrollo del deporte de la lucha. Allí Pedro Rojas y Franklin Lantigua, ambos entrenadores del club, se han dado a la tarea de entrenar a jóvenes pobres, negros y de barrios en el arte de la lucha. Sin muchos patrocinadores. Sin casi nadie conocer este club en Puerto Rico. Y sobre todo con mucha voluntad, Puerto Rico recibió una grata y deseada sorpresa: su primera medalla en la historia en lucha, medalla de plata, a manos de Jaime Espinal.
La pregunta es si en ausencia de patrocinadores, la lucha se podrá desarrollar como un deporte masivo en Puerto Rico. Si sabemos que hoy Jamaica produce velocistas de la calidad de Bolt, pero también de Yohan Blake, Michael Frater y Nesta Carter. Los patrocinadores son selectivos donde ponen su dinero. Los atletas que desean hacer deportes, lo que necesitan es de un estado que los apoye o de patrocinadores que vean todos los deportes como parte de su responsabilidad social. En el caso de Puerto Rico, y reconociendo los esfuerzos del Comité Olímpico al establecer la categoría de Atleta de Alto Rendimiento, sabemos que vamos por un buen comienzo. Aunque, el Club Esparta nos recuerda que los beneficios deben ser para todos por igual – para los más famosos, como para los menos famosos.