El lawfare de Jay Fonseca contra Leo Aldridge

Política

alt(San Juan, 12:00 p.m.) Siempre he pensado que una de las cualidades más bonitas de un ser humano es la humildad. Reconocer que uno no se las sabe todas, que tenemos mucho que aprender de otros(as) que tienen mucho que enseñarnos. Cuando no sé de un tema, pido opinión a quienes saben. Por eso el dicho de “zapatero a su zapato”. Algo como eso ejemplifica lo vertido en este vídeo, que ha generado una controversia en la que tengo que alinearme con el Lcdo. Leo Aldridge.

En mi larga vida no he conocido a ningún todologo o todologa pero, lamentablemente, hay quienes embriagados de soberbia, creen que lo son. ¿Por qué hablo de esto en ocasión de lo expresado por Leo Aldridge en este video?

Hace un par de días fui objeto de sorna de parte del analista Jay Fonseca, quien por la red social Twitter arremetió contra mí por reclamar, respetuosamente, que se me diera espacio en programas en los que, como regla general, a personas con mi muy particular visión de país, se nos niega. En otros momentos he discrepado de sus puntos de vista, siempre con respeto y con fundamento, ofensa que parece que no me perdona.

El Sr. Fonseca aludió, sin aportar prueba de clase alguna, a que había sido víctima de toda clase de improperios y críticas de parte de la organización por la que aspiro a una candidatura al Senado. Cuando le solicité que acreditará sus alegaciones, no solo eludió hacerlo sino que me respondió con comentarios burlones y con una cita del Juez Serrano Geyls (Q.E.P.D.), en un memorable caso para los que litigamos el derecho penal. “Los jueces después de todo, no debemos ser tan ingenuos como para creer lo que nadie más creería”. Su respuesta no solo resultó absurda e impertinente a mi reclamo, sino que demostró su ignorancia, su macharranería, su prepotencia y su falta de respeto por la verdad.

Hoy, el compañero Leo Aldridge tuvo la oportunidad de reivindicar a quienes, por diversidad de razones, recibimos ataques infundados y vejámenes viciosos, con el único objetivo de silenciarnos y desprestigiarnos injustificadamente, solo porque pensamos distinto. Leo Aldridge tuvo la oportunidad de dejar sentado que hay quienes aprovechan el acceso a un foro público en calidad de “analistas” o “periodistas” para, sin decirlo, adelantar agendas personales, en una muestra de gran deshonestidad intelectual. Tristemente, el caso de Fonseca no es el único.

Quienes tienen acceso a los medios de comunicación deberían reconocer que este es un privilegio que deben ejercer con generosidad, respeto y humildad. La soberbia es un pecado capital que se purga más tarde o más temprano. La vida da vueltas. Gracias Leo Aldridge.