A fuego los derechos civiles y constitucionales

Caribe Hoy

altParecería que el encierro provocado por el distanciamiento social ha agotado la paciencia de multitudes, pero no, eso no ha sido. Tal vez este encierro causado por el COVID-19, en combinación la facilidad de recibir información a través de las redes sociales, nos ha dado tiempo para reflexionar más sosegadamente sobre muchos asuntos que tienen que ver con nuestras libertades civiles y los abusos del estado.

Estados Unidos, nuestro colono, tiene una larga historia en el libro de las violaciones de derechos civiles, tanto contra sus poblaciones minoritarias como contra los países que a querido conquistar.

A pesar de las luchas de los movimientos de derechos civiles en las décadas de los 50's, 60's y 70's del Siglo XX, para promover la igualdad de derechos entre la diversidad de personas que componen la nación norteamericana, incluyendo las distintas culturas sociedades, individuos, grupos sociales/étnicos razas, orientación sexual, identidad de género, clase social, poder adquisitivo, estatus migratorio, nacionalidad , educación, credo, y otros, llegado el siglo 21, el gobierno del presidente Donald Trump, abrió la fisura que siempre quedó de esas luchas sociales. Ello porque a pesar de los avances logrados, la extrema derecha norteamericana, combinada con el pensamiento neoliberal siempre han mantenido, a flor de piel, los prejuicios.

Donald Trump, con su retórica incendiaria, altamente provocativa y xenofóbica, ha dado el visto bueno para que se descocieran esos finos hilos que aguantaban la fisura norteamericana de racismo y discrimen contra las minorías y diversidad de culturas, no blancas, según la percepción eurocentrista de este grupo extremista norteamericano.

Sin embargo, incidentes como el linchamiento del afroamericano George Floyd esta semana, y el asesinato de Ahmaud Arbery, hace varias semanas cuando estaba haciendo ejercicios; han inflamado la furia de muchas comunidades a través de la nación norteamericana, en particular las comunidades afroamericanas. Ambos incidentes afortunadamente fueron captados y grabados por ciudadanos independientes, testigos de estos actos viciosos, de puro discrimen y opresión social. Ahora, tomando prestado un moto histórico, “arde Troya”; y literalmente hay protestas a lo largo y ancho del continente norteamericano.

Durante este período de encerramiento por el Covid-19, el gobierno norteamericano en otro acto de intervención, éste dirigido a violar derechos internacionales, intentó continuar su campaña de asfixiar económicamente a Venezuela, y amenazó con interferir en la entrega de petroleo y otros bienes que Irán llevaba hacia a ese país. Estados Unidos se contuvo, no porque no tuviera la intención de hacerlo, sino porque Irán respondió la amenaza dejando clarísimo que cualquier intervención constituiría una declaración de guerra que tendría consecuencias inmediatas para los norteamericanos.

Aquí, en Puerto Rico, no estamos exentos de las amenazas que este encierro obligado ha tenido sobre nuestras libertades civiles. Hemos visto como durante este periodo, los grupos políticos del gobierno de turno han continuado tejiendo marañas y pasando atropelladamente leyes que impactan, negativamente, los derechos de los ciudadanos. El gobierno de turno y sus legisladores han aprovechado el distanciamiento social impuesto por el estado, como el ladrón que aprovecha la noche, para evitar la participación ciudadana y acallar las voces de protestas contra dictámenes cuestionables por demás.

Podemos ser críticos de muchas cosas de los Estados Unidos, pero algo que los ciudadanos norteamericanos tienen muy claro, distinto a nosotros, es que ellos entienden que su derecho a salir a la calle a protestar, es parte de sus libertades fundamentales. El encerramiento social del Covid-19, no va a ser el carcelero que los detenga de las luchas que tengan que dar para exigir que sus derechos civiles y sociales, se mantengan y se respeten. Están a fuego.

Y nosotros los boricuas, que día tras día somos atropellados, que se cierran nuestros centros de estudios, se le quita la pensión a nuestros retirados, se nos alza la luz, el agua, el gobierno vende a extranjeros nuestras tierras, nos descapitalizamos y nos empobrecemos, ¿vamos a seguir de rodillas esperando que el tío Sam nos tire chavitos? ¿En verdad, que no podemos pensarnos de otra forma que no sea como mendigos o esclavos? Hay que proteger nuestras libertades civiles o terminaremos perdiéndolas. Hay que levantar la voz, con respeto y dignidad, y dejar de temer al Covid-19... y al amo que nos tiene asfixiado con su pie sobre nuestras gargantas. Igual que George Floyd, este pueblo grita “¡no puedo respirar!”. ¡Busquemos oxígeno, ya!