(San Juan, 10:00 a.m.) En la tarde de ayer, la gobernadora Wanda Vázquez Garced discutió con los servicios de prensa y mediáticos del país la Orden Ejecutiva 2020-044. La misma produce, a nivel simbólico, la apertura de la vida social, en la fase 3 del programa de reapertura del presidente de los EE.UU., Donald Trump.
Para este momento, fase 3, todos los sectores sociales y empresariales deben de reactivarse, incluyendo los cines y las actividades de entretenimiento, guiadas por unas medidas particulares de control social las cuales permiten volver a un tipo de "normalidad". Lo único que queda pendiente, realmente hablando es reabrir las universidades y escuelas, las cuales abrirán para 1 de julio la fase administrativa, y se provee que para agosto abran en algún formato híbrido entre educación presencial y a distancia.
La apertura permite reducir el toque de queda de 5am a 10pm. Bajo una orden que dura dos semanas, la gobernadora Vázquez Garced plantea evaluar la situación en dos semanas, y ver si, de no haber cambiado la tendencia bajista de los contactos y las muertes asociadas al Covid-19, eliminar toda restricción.
La reflexión de este proceso simplemente se inicia ahora. Es un momento que urge reflexionar y examinar, toda vez que se impuso en Puerto Rico un experimento de control social, nunca antes visto, que para aquellos en el poder, fue muy exitoso. De forma curiosa, el toque de queda estableció una nueva relación del capital y el consumo, que ha sido muy novel: la gobernadora Vázquez Garced en la práctica modificó la ley de cierre de los negocios, y modificó la cultura del consumo.
Es un momento particular que hay que examinar críticamente. El estado colonial territorial, ha manifestado un poder, de control y dominación sobre la población, nunca antes visto. Pensemos.