Hablemos de igualdad y equidad [en Puerto Rico]

Política

alt(San Juan, 1:00 p.m.) La igualdad y la equidad son dos términos relacionados pero con algunas diferencias. Ambos conceptos implican aplicar a todas las personas igual trato ante las leyes. Bajo el principio de igualdad se debe tratar a todos los ciudadanos del mismo modo, sin importar género raza, posición social, identidad de género, o cualquier otra característica o cualidad. Bajo el principio de equidad se tiene la capacidad de ser justos o de impartir justicia partiendo de la igualdad pero considerando las necesidades individuales sin comprometer el sentido de imparcialidad.

La realidad es que son conceptos ideales pero en la aplicación, van a depender mucho del crisol del lente de quien observa y los aplica. Son términos que todos decimos entender, pero nunca se aplican de igual forma. Una de las formas más abiertas de tratos desiguales son aquellas conductas o acciones que se llevan a cabo basados en el color de la piel o en el género de la persona.

Cuando se redactó la constitución de Estados Unidos por los llamados padres fundadores, se incluyó el principio de que “todos los hombre son creados iguales, y que tienen derechos inalienables como el derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”. En Puerto Rico, se amplió más el concepto para incluir en nuestra carta de derechos “la dignidad del ser humano es inviolable; todos los hombres son iguales ante la Ley; no podrá establecerse discrimen alguno por motivo de raza, color, sexo, nacimiento, origen o condición social, ni ideas políticas o religiosas.”

Al darle una mirada a ambas cartas de derechos y el momento histórico cuando fueron redactadas, es evidente que las igualdades se referían al sexo masculino, y no todos los varones eran considerados iguales. Las personas negras y las mujeres estaban excluidas. Esto fue cambiando con el tiempo y la interpretación de las leyes. Pero desde ese mismo comienzo se trabó un conflicto, que tiene que ver con la interpretación estricta o flexible de estos principios básicos universales. O sea las miradas restrictivas o las miradas amplias sobre los derechos humanos.

Las miradas restrictivas constituyen parte de la hegemonía masculina y el patriarcado; vienen desde la mirada del dominio y poder. Las miradas amplias, buscan que esa igualdad sea aplicada a todas las personas, hombres, mujeres o cualquiera otra identidad sexual, o raza de la misma forma. Si se quiere adelantar en el desarrollo humano se necesita ser más igualitario. De no hacerlo las brechas y las heridas sociales y morales se hacen más y más profundas.

No es aceptable que en Puerto Rico una mujer, adulta mayor, blanca, abuse y atormente a una familia negra y a una niña, por que el color de su piel es distinto al de ellos. La adultez ni la vejez, le dan ese derecho. No es aceptable que en un partido político le pida la dimisión inmediata a un hombre negro por ser machista, pero se permita la permanencia de una mujer blanca que es racista. Si se quiere igualdad y equidad, hay que aplicarla a lo largo y lo ancho sean hombres, mujeres o ancianas. Y a quien le caiga el sayo, que se lo ponga.