Editorial: Ante la inminente guerra civil en los EE.UU, ¿no debe Puerto Rico declarar su independencia [unilateral]?

Política

altEl incidente de violencia policial y asesinato del joven afroamericano Rayshard Brooks, cambia la dirección del curso de los eventos en los EE.UU. Luego del asesinato de George Floyds el pasado 25 de mayo a manos de varios policías de la ciudad de Minneapolis en Minnesota, todo indicaba que estaba en curso un debate sobre la reforma policiaca, y donde las protestas continuas habían logrado un balance entre la libertad de expresión y la seguridad pública. Hoy los EE.UU. están al borde de una guerra civil, como la del 1861-1865, donde el tema de la igualdad racial sea el epicentro de dicha guerra.

El asesinato de Brooks en la ciudad de Atlanta, Georgia, cambió todo el debate. Se acabó la fe en el sistema. No hay posibilidad de alcanzar un cambio con la presente clase política de los EE.UU, tanto republicanos como demócratas.

El asesinato de Brooks se dio en el estacionamiento de un restaurante de comida rápida. Luego de que escalara la situación, surgieron las protestas inmediatas, y acabaron quemando el establecimiento. Se trata de un giro: ahora la policía es responsable, pero también lo es el causante de la muerte, es decir el que llamó a la policía.

En Puerto Rico los debates sobre igualdad racial han tomado distintos giros. Uno que hemos promovido en este medio es el de igual trato al hombre y la mujer negros, vis a vis los hombres y mujeres blancos. No podemos tolerar ningún tipo de privilegio a la persona blanca. No es aceptable.

No obstante, lo que si podemos reconocer hoy es que la metrópoli, Washington, es un lugar que tolera, promueve o convive con una profunda cultura racista. Por lo que en ninguna forma podemos mantenernos a su lado. Es momento de romper con la relación colonial de Puerto Rico con Washington y aspirar desde la independencia a vivir de formas libres y soberanas.

Ahora bien, un Puerto Rico libre e independiente debe plantear cómo será la igualdad racial. En un país libre y soberano debemos de promover una cultura plural. Los privilegios de los blancos están llegando a un final tanto en los EE.UU. como en Puerto Rico. Es momento de exigir vivir en una cultura profundamente plural, y que el eje de la modernidad no sea la cultura blanca europea/norteamericana.

El Post Antillano