(San Juan 10:00 a.m.) Sin luz, sin casa, sin agua y en amenaza de contagio por Covid-19. Así viven familias desaventajadas en estos tiempos de crisis exacerbada. Se trata de puertorriqueños que aún no han sido remunerados por los estragos dejados por el paso del huracán Maria. Hogares en los campos boricuas que no han recuperado los servicios continuos de energía eléctrica. Personas que no han obtenido un techo propio luego de los recurrentes movimientos telúricos concentrados en la zona sur del país.
Por si fuese poco a esto le añadimos familias que no cuentan con servicios de salud asegurados y ahora podrían siquiera tener agua potable. En definitiva no aparenta ser un cuadro en el que la lógica lleve a la reapertura de los motores económicos. Puesto no se trata de una zona marginada del país solamente. Los estragos de esta eterna crisis se perciben en toda la nación puertorriqueña.
Vieques aún continúa luchando por sobrevivir a la selección natural sin el apoyo absoluto de “isla grande”, teniendo los residentes que contar con Suerte para recibir servicios de salud a tiempo. Inclusive, durante este momento histórico de la raza humana.
Los embalses de la isla continúan perdiendo centímetros de agua a diario con un déficit actual de alrededor de 16 pulgadas. Residentes del área noroeste llevan la pandemia sin agua potable y ya el Monitor de Sequía de los Estado Unidos alertó sobre niveles de sequía extrema en 13 municipios del área sur de la isla.
Es preocupante que aún falte la temporada de huracanes. Es reconfortante que es tiempo de elecciones. ¿Llegaremos a noviembre para contarlo?