(San Juan, 9:00 a.m.) La historia de opresión contra el hombre y mujer negros en los EE.UU. es horrible. La sociedad esclavista en dicho país, y su legado histórico, no se pueden permitir, pero las mismas no se borran, ni se olvidan, y todo indica que no se han superado del todo. Ante este cuadro, las respuestas y resistencias de la comunidad negra, afroamericana y de la gente solidaria, son reflejo de la historia y las luchas de dicho país. ¿Deben los boricuas reproducir el modelo de resistencia de los EE.UU.?
El incidente de racismo en un barrio de Canóvanas en un claro ejemplo de una mirada alterna para Puerto Rico. Convocadas por un grupo de afirmación de la identidad afro-boricua, la actividad era una protesta solidaria. Música, comida y pasarlo bien, para expresar cariño a la familia afectada por una vecina. Esa acción claramente podría marcar un espacio de protesta y educación en Puerto Rico, para las personas que sean parte de un evento de racismo, así como para la población en general.
Las continuas protestas en los EE.UU., necesarias y a veces justificables, también requieren un ojo crítico a partir de la experiencia boricua.
El modelo de los EE.UU. de igualdad racial no es el único en el mundo que podemos mirar o criticar. A manera de ejemplo podemos hablar del multiculturalismo canadiense; del sincretismo cubano (Cuba es el equivalente del Vaticano para la cultura y práctica religiosa de la Regla de Osha, es decir los que siguen el culto Orisha); y el modelo de Africa del Sur es basado en integración representativa (el 75 por ciento de la población es de origen africano, por lo cual debe de estar representado en todo momento en toda instancia social).
Pensemos en un modelo boricua de lucha antirracista y apostemos a un modelo post-racista par la isla. Solo creando nuestra propia identidad a partir de nuestras propias experiencias es que seremos realmente libres. Pensemos.