La educación superior [bancaria]

Economia Solidaria

Mucho se comenta sobre el valor de estar afiliado a los EE.UU. Este valor se traduce, muchas veces, en aspectos monetarios – lo que comúnmente se denomina las transferencias federales. En el caso de Puerto Rico, las transferencias federales constituyen en el ámbito de la educación superior sobre un 95% de los estudiantes en el sistema universitario privado. Es decir, son estudiantes a quienes el gobierno federal, de una forma u otra, les paga el costo de sus estudios.

 

Bajo este formato, transferencias federales, y estudiantes matriculados, surge una pequeña industria de universidades/institutos superiores, que a fin de cuentas dependen única y exclusivamente de dos factores: de que haya estudiantes, y que estos se vean subsidiados por el gobierno federal.

El problema como han apuntado tantos ya en el pasado, es que la educación se va dirigiendo fundamentalmente en torno a áreas rentables para otras industrias (por ejemplo la salud), y donde la producción de conocimiento libre, se pierde. Más aun, la oferta académica se ve maniatada por la pre-existencia de fondos: hay fondos federales, hay educación; no hay fondos federales, la educación pierde prominencia y valor.

Esto provoca varios niveles de crisis. Para algunos, es normal. Para otros, sobre todo los que fomentamos el pensamiento crítico, esto es terrible. Es decir, la educación superior, publica y privada, se va marginando y/o re-enfocando bajo la combinación de los fondos disponibles hacia áreas de estudios pre-necesitadas por el capital. De igual forma, merma el interés de sostener la educación publica más amplia y liberal, y termina cada uno en proyectos bancarios de limitado uso.

Hay mucho de esto de lo que esta pasando en los EE.UU, y por ende Puerto Rico. Tal vez, su efecto mas desesperante se ve en Puerto Rico, donde ante la baja poblacional que se ha experimentado en los últimos 10 años, las universidades, publicas y privadas pero en particular estas ultimas, se han concentrado cada vez mas en ofrecer los mismos cursos, a una población cada vez menor y sobre todo mas limitada en los accesos a los fondos públicos. La situación es, por decir lo mínimo, sin esperanza.