Adiós, compañero, amigo e intelectual orgánico, Ramon López Rivera

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Se nos fue Ramón López Rivera, orgulloso y destacado hijo del pueblo de Barranquitas.

“Trabajador de la cultura. Artesano. Doctor en Antropología. Fundador de Los Pleneros de la 23 Abajo. Periodista y autor de varios libros sobre la cultura popular puertorriqueña.”

Así resume su trayectoria y aportaciones la Revista 80grados, con la cual Ramón colaboraba. Los que conocimos a Ramón o de alguna manera crecimos cerca de él y mantuvimos la amistad, sabemos que esas palabras solo recogen algunas de las muchas cosas buenas y aportaciones que hizo a la cultura, a la educación, a las artes populares y a la defensa de los valores patrios.

Ramón era una persona excepcional en todos los aspectos, y al mismo tiempo, era muy discreto y humilde. Tenía una inteligencia natural muy sobresaliente, y una sensibilidad y una personalidad muy especiales. Inspiraba orgullo y buenas vibras estar cerca de él conversando, observándolo trabajar en sus tapices y otras obras, y educando sobre los valores culturales de la nación puertorriqueña, en particular sobre la música popular, su historia y sus más valiosos exponentes.

Hay muchos datos interesantes sobre la vida de Ramón que otras personas seguramente comentarán y documentarán. Yo lo recuerdo y lo recordaré siempre como un ser humano noble y literalmente genial. Bastaba pasar un rato con él y conversar un poco sobre cualquier tema de su interés, para uno darse cuenta de que el tipo estaba fuera de liga. Era un sabio, respaldado por una inteligencia privilegiada, la cual afortunadamente mantuvo hasta su partida.

Siendo aún muy joven y luego de terminar su doctorado en antropología, fue profesor en la Facultad de Ciencias Sociales del Recinto de Río Piedras de la UPR. Allí no duró mucho tiempo. El ambiente tradicional de la academia no lo sedujo. Se veía educando desde otros escenarios y así lo hizo.

En adelante y por resto de vida, aprovechó cada espacio y momento oportunos para compartir información y provocar la reflexión crítica, usando como medio la educación popular. Durante un tiempo trabajó con el Instituto de Cultura Puertorriqueña, en la división de Artes Populares.

Era un gran Maestro. Tenía la capacidad de trabajar con varios proyectos a la misma vez, y todo lo hacía con un entusiasmo contagioso, según nos recuerda Manolo.

Se interesó de manera especial en el estudio de la plena y se ocupó de lograr que ese género ocupe un espacio digno en la historia y en el repertorio de la música puertorriqueña. De muchas maneras se dedicó a rescatar y destacar la música popular y las artes populares. Le apasionaba y lo llenaba de orgullo, definirse como plenero y compartir con los compositores, cantantes y músicos de ese género; y era muy querido por esos sectores.

Entre los libros que escribió se destaca, ''Los bembeteos de la plena puertorriqueña'', donde profundiza sobre el origen y desarrollo de la plena, uno de los géneros musicales de mayor arraigo popular y nacional en Puerto Rico.

El profesor de la Escuela de Comunicación de la UPR, Recinto de Río Piedras, Luis Fernando Coss, destaca "su legado al periodismo cultural, que hizo con excelencia tanto desde En Rojo como desde Diálogo. Lo considero un refundador de la tradición que casa el ensayo con el reportaje. Nadie ha ido más lejos que él en ese terreno."

Para sus amigos y familiares, la partida de Ramón representa un duro y triste golpe. Lo recordaremos siempre con amor, con cariño, con alegría, con orgullo, y también con sentimientos de ausencia y de nostalgia.

Ramón luchó valientemente contra algunas condiciones de salud que lo aquejaban desde hace varios años y en los últimos días estuvo muy malito y débil. Ya no sufre. Ahora nos acompaña espiritualmente y en los recuerdos, desde otra dimensión de la vida y el universo.

Fue un devoto del Rey Melchor, a quien le hizo una “Promesa de Reyes” la que celebró por muchos años. Tenía una gran fe en Melchor y en sus poderes para ayudarle con su salud, y le daba crédito por haberlo mantenido con vida.

¡Celebremos con orgullo la vida de Ramón Luis López Rivera! ¡Gloria eterna a los buenos hijos de la nación puertorriqueña! ¡Gloria a los que la representan y reafirman dignamente! Entre ellos brillará, destacadamente, nuestro inolvidable Ramón.