(San Juan, 9:00 a.m.) Ser poeta históricamente ha sido un arma de doble filo. Pues te enriquece el verso y también te da poder. Poder anhelado y temido para la minoría elitista siglo tras siglo. De este miedo se alimentaron los sometidos con nombres falsos para ocultar su identidad. Porque a las letras no las puedes juzgar de mujeres o de negras. O las lees o te ahogas en la ignorancia. Son las letras quienes han acompañado eternamente a la matemática, poeta, escritora, autora y madre negra, Franceska Lebrón.
El camino que esta joven ha recorrido ha estado lleno de retos e injusticias; pasiones y desilusiones. Pareciera ser lo mismo que todas las personas pasan pero para una negra, estudiante y madre de dos, publicar un libro en tiempos de pandemia es realmente gran cosa. Estamos en una época donde el racismo y la injusta trata afecta incluso a esos que como Lebrón intentar dar a luz a un libro lleno de letras.
Dándolo todo nos obsequia en versos una síntesis de lo que ha sido su camino andado. Lebrón, sobre el libro Lo que nos dejó el camino: ”La voz lírica comienza siendo amante, novia. Luego se va transformando, queda embaraza y se va transformando en otra cosa; además de las traiciones, la lucha y la injusticia social que se vive hasta que concibe y cría.” En definitiva este es un camino que todas deberían recorrer pues no siempre escucha poesía desde la perspectiva de: Una Matemática, Una Negra, Una Madre.