La República Dominicana y la homofobia

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[Nota de Egidio Colón Archilla, curador de la sección] Mi cómplice Cristhian Manuel Jiménez nació el 6 de marzo de 1987 en la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana. El es investigador social con enfoque en los derechos humanos de las personas LGBTI, relaciones internacionales y masculinidades, tiene más de 10 años de experiencia trabajando para organizaciones internacionales, ONG, academia y gobierno. Desde 2018, trabaja como Asistente Técnico del proyecto Ser LGBTI en el Caribe en el PNUD. Tiene estudios de grado en diplomacia y postgrado en gestión de personal, docencia universitaria y fue becario de la OEA 2015-2017 en Brasil, donde realizo la Maestría Interdisciplinaria en Ciencias Sociales y Humanidades en la Universidad de Federal do ABC de Sao Paulo. Ha recibido reconocimientos del Ministerio de la Juventud de la República Dominicana y el PNUD. Es el fundador de la ONG FUNCEJI y el Modelo de la Unión Europea (MUE).

La libertad es un valor y un derecho de todas y todos los dominicanos. Sectores conservadores han impuesto su hegemonía respecto a la regulación de la sexualidad, donde la heterosexualidad es obligatoria y la homosexualidad es un insulto a la sociedad. Dicha hegemonía establece la homofobia como regla e implementa un modelo de desarrollo que excluye a las minorías.

Amartya Sen define la libertad como el objetivo final del desarrollo y define al desarrollo como el proceso de expansión de las libertades reales de que disfrutan los individuos. Sen plantea que, a mayor libertad una persona tendrá mejor capacidad para mejorar su vida e influir en el mundo, por lo que pasa a convertirse en agente de cambios.

Sin lugar a duda el género, la orientación sexual y la identidad de género han estado y siguen un orden social, un orden dominado por el concepto de heterosexismo, visto como un orden patriarcal, androcéntrico y de una moral que ha impuesto a veces de forma legal y en casi todos los rincones del mundo la violencia simbólica como instrumento para inferiorizar, reducir o disciplinar a las personas LGBTI. Este orden sexual condena a las minorías sexuales a recibir de la sociedad un trato desigual y les priva de su plena libertad. La discriminación a personas LGBTI es un acto que menoscaba la igualdad cuyo efecto perturba la dignidad humana.

La homofobia es un rasgo sistémico compartido por la mayoría de la sociedad y detrás de ella está el machismo, quien asocia la homosexualidad masculina al género femenino, lo que avala el desprecio hacia los hombres gay y bisexuales, debido a que rechazan la masculinidad, la cual está vinculada a la heterosexualidad. Norberto Chaves dice que un hombre gay ‘’Ha hecho lo peor que puede hacer un hombre: parecerse a una mujer’’. Y es lo peor porque ha abandonado su privilegio de ser el dominante. En el caso de las lesbianas el desprecio se basa en que estas rechazan su rol asignado de madres y esposas. Ser homofóbico es un acto de afirmación de los hombres que se identifican con una masculinidad toxica.

En muchos países en nombre de la tradición o la perspectiva de un grupo dentro de una religión se promueven actitudes que reproducen los prejuicios, la estigmatización, la discriminación y violencia a las personas LGBTI. Para Amartya Sen la tradición no es una razón para suprimir la libertad, para evitar esto, es de importancia promover una democracia donde el derecho a discordar sea lo suficientemente fuerte para someter insistentemente a interrogación los prejuicios, medidas discriminatorias que pueden evitar la tiranía de las mayorías.

Aunque casarse, adoptar niñas y niños, no sean los derechos de mayor interés para parte de las personas LGBTI en algunos países, como dice Amartya Sen ‘’es posible conceder importancia al hecho de tener oportunidades que no se aprovechan’’.

En 2014 el Banco Mundial realizo un evento para discutir el impacto de la homofobia en el desarrollo. La Dra. Lee Badgett fue una de las panelistas y presento resultados preliminares de un estudio sobre el costo económico de la homofobia en la India. El estudio estimo que la homofobia le había costado a la India entre un 0.1 a un 1.7% de su producto interno bruto.

El estudio presento la homofobia como una acción que genera exclusión social en la India a través de la violencia, pérdida de empleo, discriminación, rechazo familiar, acoso escolar, presión para casarse e incluso ser condenado a prisión por ser LGBTI, estas situaciones traen como consecuencia una menor educación, baja de la productividad, una menor renta eleva la pobreza, salud precaria que causa vivir una vida corta, así como también una reducción de la fuerza de trabajo. Dichas consecuencias se traducen en problemas macro para el país al elevar los costos de los programas sociales y de salud (debido al alto índice de depresión, VIH y suicidio en personas LGBTI discriminadas) y disminuye el ingreso económico nacional. El estudio estimo que si el 0.6% de la fuerza de trabajo fuese LGBTI el país estaría perdiendo 1.25 billones de dólares del PIB y si fuese de un 3.8% estaría perdiendo 7.7 billones de dólares. Sin embargo quedan otras variables por agregar como son la pérdida de fuerza de trabajo que decide emigrar, costos familiares y costos en el área educativa.

El estudio de la Dra. Lee Badgett demuestra como la India aun siendo una economía emergente ha aumentado su crecimiento económico excluyendo a las personas LGBTI. Un crecimiento que no aumenta las oportunidades de las personas LGBTI para vivir la vida que quieren.

Otro estudio realizado en 2015 por The Williams Institute de la UCLA School of Law determinó que los países con menos derechos tienen un índice de desarrollo humano (IDH) menor al de aquellos con más libertades, entre ellas libertades para las personas LGBTI, el informe plantea que países con más derechos para las personas LGBTI tienen mayor ingreso per cápita y mayores niveles de bienestar. La correlación positiva entre los derechos LGBTI y el IDH sugiere que los beneficios de los derechos se extienden más allá de los resultados puramente económicos para el bienestar, como el nivel educativo y la esperanza de vida.

Con esto se intenta demostrar que a mayor inclusión de las personas LGBTI, mejores resultados económicos se obtienen para el desarrollo, por lo que debe ser una parte constitutiva de las agendas nacionales de desarrollo el ampliar las libertades de las personas LGBTI.

Un modelo de desarrollo excluyente no es sostenible, debido a que quien hace posible el mismo es la gente. Acabar con la homofobia es una condición indispensable para ser más eficientes y productivos.

Las y los Dominicanos LGBTI ven sus oportunidades reales disminuidas para acceder a un empleo o mantenerlo debido al mobbing homofóbico, aprovechar las oportunidades de educación sin ser víctimas de bullying que los empuje a abandonar el centro educativo, acceder a servicios de salud sin estigmatización y así evitar el miedo de recibir atención para enfermedades de transmisión sexual que harán de su vida una más corta, contar con el apoyo de su familia y no ser expulsados de sus casas, vivir sin miedo a ser víctimas de violencia y contar con autoridades del orden público que no sean indolentes y hagan prevalecer la impunidad en sus denuncias. Todas estas consecuencias de la homofobia repercuten como hemos visto en el crecimiento económico de un país, ya que estas situaciones provocan depresión, disminuye su capacidad de aprendizaje, su estado de salud, su productividad, perdida de horas de trabajo y de inversión en capital humano.

La homofobia representa diferentes amenazas para el rendimiento de las empresas dominicanas al no aprovechar el potencial de sus empleados LGBTI y aumentar los costos derivados de la discriminación. Representa una amenaza para el crecimiento económico de la República Dominicana al demandar mayores costos en servicios de salud, seguridad y justicia. Y sin lugar a duda representa el mayor obstáculo para las personas LGBTI quienes sufren un drama humano cada día de sus vidas sin poder vivir la vida que quieren.

Las personas LGBTI deben verse como agentes capaces de construir la vida que quieren y el Estado Dominicano y la sociedad deben respetar y dar las oportunidades para escoger la propia concepción de cómo vivir sin imponer o restringir sus derechos. Un cambio indetenible está en marcha por la libertad e igualdad de las personas LGBTI.