Hoy escribo lo que pienso
con el deseo de motivarles,
porque hay hijos
que sólo una vez al año
se acuerdan que tienen padre.
Y les llevan un regalo
por ser ese un día especial,
cuando hay algo más
que él anhela
y le puedes regalar.
El mejor regalo a tu padre
es un poco de tu tiempo,
es con mucho respeto
que te digo lo que siento.
No hay necesidad más grande
que le des atención a ese hombre
que no escuchas,
pero él te lleva en oración.
Quién dijo que no es importante
lo que te quiere decir,
si su experiencia y sabiduría
te enseñaron a vivir.
Que no te sorprenda un día,
una silla vacía…
una sonrisa apagada,
unos ojos cerrados.
Escucha hoy mi consejo
y no lo eches al viento
porque cuando menos lo imagines
se te habrá acabado el tiempo.
Omar: Un regalo de Dios
Cuando supe que vendrías no lo imaginaba,
pero Dios sabía cuánto yo te necesitaba.
Que serías mi razón para vivir,
te amé sin aún verte y llegaste.
Cuántos desvelos, cuántas preocupaciones
llegaron con mi bebé,
pero pusiste tu manita en mi rostro
y ese día entendí que eras mi alegría,
mi razón de vivir y te cuidé con esmero
y te defendí con mi vida
y te hice un joven de bien.
Por eso hoy lo doy todo por ti.
Eres mi regalo de Dios
y mi propósito de vida.
Con su ayuda lo logré:
eres un jovencito honesto.
Nunca podré evitarte todas las injusticias de la vida,
ni las decepciones que ella a veces trae,
no podré evitar el dolor que algunos injustos te causen,
pero puse en tu corazón el mejor amparo.
Te enseñé a amar a Dios y con Él lo tienes todo
y cada día vivido allí estaré contigo, hijo mío,
porque te amo.