Hoy, en el día de las primarias coloniales, apostemos a la independencia

Política

A pesar de mis 75 años soy nuevo en las lides de la Independencia en Puerto Rico.  Desafortunadamente, muy pocos, y cada vez menos, somos los boricuas que nos la planteamos.  Eso sí, le estoy dedicando cada día más tiempo a meditar porque en Puerto Rico el Partido Independentistas Puertorriqueño (PIP) no ha podido aglutinar a todos los que creen en la independencia.  Pero no logro identificar la causa.  

A veces pienso que el conglomerado no se ha puesto de acuerdo sobre cuál deber ser la fórmula económica que los defina; a veces pienso que esos famosos egos inflados no les permiten a los teóricos sentarse en una mesa a dialogar y lograr consenso; a veces pienso que la Independencia se ha convertido en una quimera poética sin substancia.  La razón que sea, me dejaba perplejo.  

En mis noches de aturdimiento pandémico me da por ver una vieja película de Warren Beatty, el hermosísimo, talentosísimo y hermanísimo de Shirley McLaine por aquello de la memoranza y me reencuentro con su maravillosa película “Reds”.  ALBRICIAS: quien me iba a decir que allí encontraría la clave a la causa de mis desvelos!  No es una enfermedad boricua la causa de la falta de consenso en términos de la Independencia.  Es que los seres humanos, entre los cuales se nos olvida que estamos los boricuas somos seres complejos. No hay forma de que lleguemos a un consenso.  Por eso inventamos aquello de que la mayoría manda.  El Sueño de la Independencia Boricua no deja de ser un mero sueño donde no existen consenso posible.  

Con la imagen en mi mente de un Warren Beatty perplejo y desesperado, pero bellísimo, retorno a mi mundo de ensueños pandémicos, creyéndome que solucione el problema de la Independencia de Puerto Rico, pero allí bien profundo en mi mente, se firmemente que vendrán otros tiempos y otros combatientes y que la lucha seguirá y que al final, ganara!