(San Juan, 1:00 p.m.) Solo los poderosos pueden decir y hacer cosas que los mortales no hacemos. En esta medida en la misma semana, tres figuras públicas, dos políticos y una periodista, están implicados en esquemas de apropiación de fondos públicos, y todo indica que la cultura de la impunidad es la que los llevó a cometer sus actos.
Por un acto, la hasta el lunes toda poderosa y controversial legisladora por el Partido Nuevo Progresista, María Charbonier, fue finalmente arrestada, ante el esquema de soborno y extorsión que tenía en la legislatura. Todo indica que es una practica común, pues no es la primera legisladora involucrada y todo indica que no es la última en ser acusada.
En su defensa salió torpemente el portavoz del Partido Popular Democrático en la Cámara de Representantes, Rafael “Tatito” Hernández quien condonó la acción de de Charbonier, pues alegó que los legisladores estaban mal pagos. Solo alguien que opera en la impunidad, puede pensar esto de esta forma.
Finalmente, ahora resulta que el hijo de Ivette Sosa, la periodista de Telenoticias, y su hijo, Ignacio Marchand Sosa, recibieron un cheque por la cantidad de $6726.00 dolares, el cual depositaron en una cuenta conjunta. El dinero, como parte del esquema ilegal que estudiantes del prestigioso Colegio San Ignacio desarrollaron para defraudar el seguro de desempleo por la pandemia, conocido por PUA. Al sol de hoy, la Sra. Sosa ni su hijo han devuelto el dinero.
En fin, que son tres personas que se consideran poderosas y la vida les garantiza cierta impunidad. Por lo pronto, hasta que intervienen los federales y arrestan. Es simplemente patético. Pensemos.