(San Juan, 1:00 p.m.) El estelar jugador de la principal liga de baloncesto del mundo, LeBron James, ha dado una catedra de dignidad humana, al pregonar que él y su equipo no deben de seguir jugando en la serie de eliminatorias de la NBA. Lo hacen en respuesta al intento de asesinato de Jacob Blake a manos de policías blancos en Kenosha, Wisconsin el pasado domingo. Tan fuerte ha sido la postura liderada por James, que ayer el equipo de Milwaukee se opuso a jugar, por otro acto de brutalidad policiaca, y se detuvo la liga.
Para esta liga, la cual estaba jugando en forma controlada en la “burbuja de Disney” es un acto de incomodidad sin retorno. Los jugadores, algunos de ellos millonarios, detienen el juego para forzar un cambio de cultura en dicho país. Seguir jugando, luego del asesinato de George Floyd el pasado 25 de mayo, es pretender que nada pasa. Luego del asesinato de Floyd, otras 10 personas, todas afroamericanas, han sido asesinadas. Jugar se convierte en un estorbo a lo principal: parar la brutalidad policiaca.
La posición asumida en la noche de ayer por LeBron y los jugadores de los Lakers de California, así como por los Clipers de California también, representa un cambio de paradigma en los EE.UU. Es detener la economía hasta que esta situación sea resuelta desde su raíz.
Mientras Donald Trump, todo indica, que ve a la NBA y a LeBron como sus nuevos enemigos. De igual forma las protestas y violencia en las ciudades de los EE.UU. continua mientras no cambie la cultura y políticas organizacionales de la policia. Es un momento importante, el cual poca gente reconoce o se ha enterado en Puerto Rico. Curioso. Pensemos.