(San Juan, 9:00 a.m.) Puerto Rico lleva más de 120 años de relación con los Estados Unidos y no ha sido fácil el camino. Los que residen en la isla, sienten los estragos de ser una eterna colonial ante los ojos de Washington. Es por ello por lo que en búsqueda de más oportunidades de crecimiento; muchas personas emigran de Puerto Rico a los Estado Unidos de América. Solo para encontrarse con la cruda realidad; el problema no es de donde venían sino que quienes tenían el poder de tomar decisiones.
Por ello, desde antes que la industria tabacalera (en el 1900) tuviera conocimiento, ha sido perceptible el potencial social de la diáspora puertorriqueña. Los movimientos de minorías han sido fortalecidos por esta comunidad pluriracial comúnmente conocida por hispanohablantes en Norteamérica como boricuas o bori’.
En estos tiempos donde el discrimen es un factor destructor ante el ojo público, EEUU se encuentra en un paradigma. ¿Ganamos o perdemos reconociendo sus derechos? Al menos, así están los republicanos liderados por Donald J. Trump.
¿La razón? Se estima que 1.1 millón de votos en Florida son de la diáspora puertorriqueña considerando a Tampa y Orlando solamente. Este número puede parecer insignificante hasta que consideras esos votos boricuas en otros estados de los cuales no se hace tanta mención. Para Trump, no habría demasiado riesgo a perder por tener ganó estados como Nebraska y Mississippi. ¿Qué es Diferente?
Estamos viendo la costura de las naciones mundialmente por la pandemia por Covid-19 y ya hay proyectos en conversaciones legislativas como el “Puerto Rico Self Determination Act” que pretende dejar de oprimir a la isla en cuanto a la toma de decisiones sobre estatus político y aceptar su decisión considerando todo lo que EEUU ha y no ha hecho a favor de los puertorriqueños residentes y en la diáspora.
¿Aceptarán los republicanos la suma de 1 estado potencialmente demócrata? ¿Arriesgará Trump las elecciones continuando con su discurso discriminante?